Dirigible de Torres Quevedo sobrevolando el paseo de la Castellana el 13 de febrero de 1910
Dirigible de Torres Quevedo sobrevolando el paseo de la Castellana el 13 de febrero de 1910 - ARCHIVO DE ABC
Curiosidades

«Astra-Torres», el dirigible español que sobrevoló Madrid y compró la Royal Navy

En febrero de 1910 la aeronave dejó boquiabiertos a los madrileños en un vuelo que surcó la Castellana; el modelo fue utilizado por el frente aliado en la Primera Guerra Mundial

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«Globo militar», ni siquiera dirigible, aunque fuera uno de los mejores de su época. Con este nombre recogió ABC en su portada del 14 de febrero de 1910 el vuelo de prueba de la aeronave militar diseñada por el polifacético inventor cántabro Leonardo Torres Quevedo. Apodado «España» el aparato surcó el cielo de Madrid dejando boquiabiertos a los viandantes del Paseo de la Castellana. Con 23.000 metros cúbicos de volumen, el invento del ingeniero no solo fascinó a España.

Su modelo, semirígido, solucionaba problemas que habían hecho fracasar a los zeppelines alemanes e ingleses relacionados con la presión interior del globo. La aventura aeronáutica de Torres Quevedo había comenzado en 1905 cuando, con ayuda del militar Alfredo Kindelán, dirigió la construcción del primer dirigible español.

La fiabilidad de su modelo traspasó los Pirineos y la empresa francesa Astra compró su patente, excluyendo su utilización en España.

Los «Astra-Torres» –conocidos en el mundo de la aviación como «AT»– empezaron a fabricarse en serie en 1911 en Guadalajara. Sus compradores principales fueron la Marina Nacional de Francia y la Royal Navy inglesa. Los modelos españoles fueron utilizados durante la Primera Guerra Mundial en tareas de protección e inspección naval. La mayoría de ellos sobrevivió el conflicto bélico y, tras la victoria aliada, fueron transferidos a Estados Unidos y la Armada Imperial Japonesa.

De la guerra al turismo parisino

Tras la guerra, el «Astra-Torres número 16» fue utilizado por la empresa francesa Transaérienne como transporte turístico para ver los alrededores de París y el campo de batalla. El dirigible español también se ganó su fama en Francia, años antes, en una competición donde ganó un premio de 5.000 francos en una carrera de cien kilómetros en un circuito cerrado.

El último éxito que Torres Quevedo quiso alcanzar en 1918 no llegó a materializarse por falta de recursos. Diseñó, en colaboración con el ingeniero Emilio Herrera Linares, un dirigible transatlántico al que llamaron «Hispania». Su ilusión era realizar desde España la primera travesía aérea del Atlántico sin escalas. Tenían todo listo pero no pudo ser. Alcock y Brown lograron el hito en junio de 1919 –desde Terranova hasta Irlanda– en un bimotor biplano.

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