Más de 600.000 euros para salvar a la «patrona» de Madrid

El templo de la Virgen iniciará con el nuevo año obras para rescatarlo de las humedades

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La Iglesia de La Paloma no es un templo más: alberga a la patrona popular de Madrid, cuyo cuadro bajan los bomberos cada 15 de agosto, en una misa y una procesión que reúnen ese día a más de 600.000 personas, según distintas fuentes. Ese lugar, con más de cien años de historia y un auténtico emblema de la ciudad, corría serio peligro por las humedades y otros efectos del paso del tiempo. Las tres administraciones se han puesto de acuerdo para rescatarla, con unas obras que se prolongarán hasta 2016.

Sin contar con el marchamo de «patrón oficial» como San Isidro o La Almudena, la modesta Paloma se lleva la palma en el cariño popular de los madrileños. Es sabido, por ejemplo, que los alcaldes siempre acuden a su misa del 15 de agosto; ninguno se lo pierde porque sabe de lo importante que es para muchos vecinos.

Pero la iglesia, un templo sencillo y sin pretensiones que se inauguró en 1912, lleva tiempo soportando los efectos del paso de los años, los rigores climáticos y el efecto de la humedad sobre sus zonas más bajas. Unos problemas de filtraciones que incluso pueden hacer peligrar su estructura.

Apoyo de la Casa Real

Por ello, los responsables de la parroquia pidieron a la alcaldesa Ana Botella ayuda para rehabilitar este bien, tan querido por los madrileños y una pieza esencial del alma madrileña. Ya habían conseguido la colaboración de la Comunidad de Madrid, que ha contribuido económicamente a los arreglos con 300.000 euros en tres años.

La alcaldesa también les escuchó, y no sólo ha incluido una partida en los presupuestos con este fin, sino que también ha convencido al Ministerio de Fomento para que también colabore, con cargo a su 1 por ciento del presupuesto destinado a fines culturales.

En el caso del Gobierno local, la ayuda –200.000 euros el próximo ejercicio y otros 100.000 en 2016– se ha incluido ya en el presupuesto de la junta de Centro, y se tramitará a través de un convenio que posiblemente se firmará en enero con la iglesia y el Arzobispado, explicó a ABC el concejal del distrito, David Erguido.

La iglesia de La Paloma (de 1912) se alza sobre el solar de la primitiva capilla, erigida en 1787. Su fachada es neomudéjar y el interior, neogótico. Desde siempre, esta Virgen estuvo muy vinculada a la Casa Real española. De hecho, su fama le viene desde que la reina María Luisa de Parma pidió al lienzo de la Paloma la curación de su hijo, el futuro Fernando VII, muy enfermo a los 8 años. Muchos miembros de la realeza –como la infanta Isabel, «La Chata»– siguieron visitando el templo, y hasta donaron las vidrieras que adornan sus muros. Las lámparas del templo son también un regalo, este de la Duquesa de Alba.

Por la Paloma pasan cada el 15 de agosto, cantidades ingentes de personas, que participan en una tradición de hondo sabor popular, y que concentra a en torno a 600.000 personas, siendo una de las mayores manifestaciones populares religiosas de España, explican en la parroquia. De ella han salido 50 adultos y 40 niños que en la actualidad realizan labores misioneras en diferentes partes del mundo.

Desprendimientos

Al cumplir su primer centenario, los problemas que sufría el edificio eran ya palpables. Con los primeros fondos recibidos de la Comunidad, se consolidó la fachada, que había visto desprenderse una docena de ladrillos desde un alféizar al paso de varias madres que acudían al colegio anexo, sin causar daños humanos.

También se han visto reparadas las campanas, además de aplicar a la fachada un tratamiento antihumedades y reforzar con cinc los huecos que habían quedado al perderse buena parte de la argamasa entre los ladrillos. Pero hay mucho más por recuperar: las humedades son visibles en el templo, en las paredes y tras los confesionarios. Pero lo peor es lo que no ven los fieles: el piso situado bajo el templo, que es el que recibe directamente las filtraciones de agua, presenta un aspecto muy deteriorado, con paredes desconchadas, azulejos agrietados y escalones deshechos, lo que no augura nada bueno en torno a la estructura del edificio.

Para solucionar estos problemas, los responsables de la iglesia llevarán a cabo el proyecto de restauración desarrollado por el arquitecto Antonio Ábalos, y que calcula obras por valor de cerca de 900.000 euros. El dinero de las tres administraciones hará posible llevarlo a cabo a partir de 2015.

En un primer momento, se acometerán los trabajos en el piso inferior, para atacar el origen de las humedades y evitar así que se reproduzca el problema, además de comprobar y reparar, si procede, el estado de las estructuras. Las tareas se prolongarán hasta 2016.

Para entonces, el templo se habrá librado de los problemas de humedades, y además será objeto de algunas mejoras estéticas que cambiarán su aspecto exterior. Por ejemplo, está previsto eliminar el cortavientos de acceso –la doble puerta de madera–, y se sustituirá por un atrio acristalado en su parte superior, de manera que desde la calle se pueda ver el cuadro de la Virgen de La Paloma.

En el interior, existe la intención de acometer la tarea de dorar el retablo, además de renovar moqueta y pintura de las paredes. La iglesia además tiene previsto añadir un elevador para que las personas mayores puedan acceder desde la calle de Toledo salvando las actuales escaleras.

En su configuración actual, la iglesia de la Paloma responde en su interior a un diseño inspirado directamente en el Concilio Vaticano II: los bancos se colocan en torno a un gran altar, en cuyo frente se sitúa el lugar desde donde el sacerdote se dirige a los fieles. En la parte inferior, una gran pila cuadrangular donde en Semana Santa se realizan los bautizos.

Anexa a la iglesia está la sala de puérperas, donde esperaban las madres que iban a presentar a sus bebés a la Virgen, una tradición muy extendida en este templo. Allí hay un cuadro de Eugenio Oliva, de 1908, que representa el «Hallazgo y venta del lienzo de la Virgen». La pintura está en proceso de restauración por los técnicos de patrimonio de la Comunidad.

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