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El acusado, en su llegada a los juzgados el pasado fin de semana - efe
entrevista al fiscal del caso moraña

«El perfil del acusado parece el de un psicópata que no tiene empatía»

La Fiscalía descarta «exenciones» en la responsabilidad criminal del presunto asesino de las niñas

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La personalidad del presunto filicida de Moraña, acusado de asesinar a sus dos hijas de 9 y 4 años el pasado viernes, despertó la atención de los agentes que irrumpieron en la escena del crimen desde el primer momento. Fuentes cercanas a la investigación describieron la actitud de David O. R. tras el descubrimiento de los cadáveres de las dos hermanas como «fría y tranquila», una percepción que el fiscal encargado del caso comparte. Durante una entrevista con ABC, el representante del Ministerio Público encargado del crimen, Alejandro Pazos, afirmó que «sin ser yo psiquiatra, el perfil del acusado parece el de un psicópata». De su contacto con el presunto filicida durante su paso a disposición judicial (momento en el que David O.

R. se negó a contestar tanto a las preguntas de la juez como de la acusación) el fiscal lo dibuja como una persona «carente de empatía que cosifica a las personas para la consecución de sus objetivos».

Tras dos intensas jornadas marcadas por la toma de declaraciones a los primeros testigos de la investigación, las pesquisas quedan ahora en manos de los agentes de la Policía Científica y de los forenses, encargados de esclarecer lo que ocurrió en el lugar de los hechos. Sobre las testificales que se llevaron a cabo esta semana —que tuvieron como protagonistas a las seis personas que reseñadas en el atestado de la Policía Judicial, algunos de ellos familiares lejanos de las menores— el fiscal apuntó que «han ayudado a aquilatar los indicios que ya teníamos y a fijar la memoria reciente de un acontecimiento tan traumático como éste». Acerca del desarrollo de la investigación, Pazos sitúa para mediados de septiembre una nueva ronda de declaraciones que dependerán en gran medida «de las pruebas de naturaleza biológica y estrictamente científica», insistió.

«No queremos un circo»

En el aire queda, por el momento, la posibilidad de que se lleve a cabo una reconstrucción del crimen. Sin cerrar la puerta a esta opción, el fiscal reconoce que «eso dependerá de los resultados de las diligencias que realicen los agentes de la científica». « Si los resultados son muy concluyentes, la reconstrucción podría ser prácticamente estéril y sería más efectista que efectiva», afirma. Ahondando en esta idea, Alejandro Pazos reconoce que «lo que no queremos es que esto, teniendo en cuenta cómo están las cosas, se convierta en un circo», en clara alusión a la repercusión mediática y social del doble crimen.

Sin entrar en detalles, el fiscal expuso desde el primer momento que podría darse un agravante en los dos asesinatos que se le achacan al presunto asesino. Sobre el tema, Pazos expone que «es una de las cuestiones más delicadas, en la que no puedo entrar», pero descarta que se trate de la premeditación. En este sentido, el fiscal explica que esta circunstancia no es agravante desde el 1995, al tiempo que aclara que «existe la posibilidad de que una persona premedite una conducta y trate después de colocarse en una situación de exención de responsabilidad criminal, por ejemplo, emborrachándose o tomando tóxicos», profundiza. En este tipo de casos, apunta el representante del Ministerio Público, «la previa planificación excluye este eximente».

Centrándose en el crimen de Moraña, Pazos sí confirma que «tanto nuestras indagaciones como las declaraciones van en la línea de acreditar que no hay lugar a una exención, ni completa ni incompleta, de responsabilidad criminal». De ahí que mantenga la petición de prisión permanente revisable para el acusado por cada uno de los dos asesinatos, teniendo presente que las víctimas son dos menores de 16 años en una situación de manifiesta vulnerabilidad. De ser condenado, el presunto parricida de Moraña sería el primero en enfrentarse a esta condena —revisable cumplidos los 25 ó 35 años de cárcel— tras la entrada en vigor del nuevo Código Penal el pasado 1 de julio.

Consultado sobre la posibilidad de que pudieran darse nuevas imputaciones en el caso, Pazos determinó que «nunca puede descartarse nada», pero aclaró que en este momento ese escenario se presenta como una «imposibilidad». Acerca del desarrollo de la investigación a propósito de una de los crímenes más cruentos de la crónica negra de la Comunidad gallega, el fiscal Alejandro Pazos explicó que su pretensión es resolver las pesquisas con rapidez y abordar el caso con la mayor celeridad posible. Pese a todo, el fiscal pontevedrés es consciente de los obstáculos que puede deparar una investigación que, por sus particulares características, «ha conmovido incluso a agentes que llevan año bregando en homicidios». La misma afectación se contagia a los vecinos de la localidad escenario del doble crimen, donde la conmoción por los hechos y el goteo de nuevos datos mantiene a los habitantes en vilo. Una de las últimas informaciones en hacerse pública fue la compra de una sierra radial —posible arma del crimen— que el acusado efectuó unos días antes del fallecimiento de las niñas en una ferretería del pueblo. La intención del acusado era vender la casa que estaba reformando para alejarse de un vecindario donde no mantenía relación con nadie.

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