El nuevo presidente coruñés, Valentín González, recibe la felicitación de su predecesor, Diego Calvo
El nuevo presidente coruñés, Valentín González, recibe la felicitación de su predecesor, Diego Calvo - abc

Una alianza interna aseguró al PSOE la Diputación de La Coruña

El presidente Valentín González cede obras y cooperación a su rival José Manuel Pequeño

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Tras la operación fallida de la Diputación de Lugo, los socialistas no podían permitirse otro error. Un pacto casi simultáneo al alcanzado con los nacionalistas, pero entre las familias del PSdeG-PSOE coruñés, permitió ayer que el alcalde de As Pontes, Valentín González Formoso, fuese elegido presidente de la Diputación de La Coruña por 18 votos frente a los 13 del candidato del PPdeG, Diego Calvo.

La disidencia interna fue neutralizada a través de negociaciones entre los bandos y el teórico perdedor, el alcalde de Dumbría, José Manuel Pequeño, será recompensado al encargarse de «obras y planes de cooperación con los ayuntamientos». De esta forma se garantiza una parte importante del montante presupuestario y un contacto directo con los alcaldes socialistas.

Además, aliviará la carga de trabajo del presidente que, según ha podido saber ABC, confiesa no disponer de mucho tiempo libre por su doble condición de alcalde y presidente. En todo caso, y según confirman fuentes del PSdeG, falta todavía por confirmar el papel de los nacionalistas.

La contienda por la presidencia se reavivó tras el episodio dantesco de Lugo, en la que un diputado socialistas se votó a sí mismo y permitió que el PP gobernarse la Diputación. Tras este «sobresalto», Pequeño se rearmó y libró una batalla que nominalmente ganó uno de los fieles del secretario general del PSdeG y alcalde de As Pontes, Valentín González.

Una vez pactadas las condiciones, González Formoso fue proclamado presidente ante la atenta mirada de la secretaria de Organización del PSdeG, Pilar Cancela. En su discurso, carente de cualquier referencia ideológica al proyecto socialista, anunció la creación de un «consejo de alcaldes» y se mostró un continuador en lo que se refiere a «los planes de cooperación» y otras iniciativas provinciales.

Tras la avalancha de críticas de sus aliados hacia la institución provincial, el presidente Valentín González aseguró que «mientras nuestro ordenamiento jurídico las contemple, nuestro deber es prestigiarlas, haciéndolas modernas y eficientes».

Por su parte, la vicepresidenta, Goretti Sanmartín, aprovechó su turno para defender la desaparición de las diputaciones valiéndose de un discurso trabajado y plagado de referencias al mundo nacionalista. Finalmente, las Mareas, además de guardar las medallas ornamentales en los bolsillos y prometer por imperativo legal su acatamiento a la Constitución, reivindicaron la democracia participativa, la «igualdad de género» y una mayor transparencia.

Reivindicar la institución

La intervención del expresidente Diego Calvo le sirvió para reivindicar su gestión. Aprovechó, con datos en la mano, para recordar que más de un 90 por ciento de las decisiones se tomaron por acuerdo unánime de los grupos y reprochó el cuestionamiento de la institución que atribuyó «a un desconocimiento del funcionamiento del organismo antes y ahora».

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