Carlos Calvo, colaborador de la organización terrorista Resistencia Galega
Carlos Calvo, colaborador de la organización terrorista Resistencia Galega - efe

El acusado de colocar un explosivo en Vigo lo niega, pese a que su carné apareció en el lugar

Calvo, condenado por colaborar con la banda terrorista, declaró que ese día estaba en Lugo

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El colaborador de la organización terrorista Resistencia Galega, Carlos Calvo, se sentó ayer de nuevo en el banquillo de los acusados para rendir cuentas por la bomba que en octubre de 2011 tuvo que ser desactivada por los Tedax en un cajero de Vigo, después de que unos vecinos diesen la voz de alarma. Ante el tribunal de la Audiencia Nacional, Calvo —que cumple siete años de prisión por colaborar con banda armada— declaró que ese día no estaba en la ciudad. En su defensa, el acusado esgrimió que viajó con unas amigas a Lugo para disfrutar de las fiestas de San Froilán y que más tarde regresó a Santiago para «comer algo y enviar varios correos electrónicos» en la casa que compartía con su pareja.

Las dos personas que supuestamente lo acompañaron durante todo el día testificaron ayer a su favor.

También declaró en su defensa la novia de Calvo, autora de una carta que la Policía encontró en el registro de la su vivienda. En la misiva, la joven explicaba que «para ser independentista no hace poner bombas». A propósito de esta afirmación, que el fiscal del caso sacó a relucir, la testigo defendió que no se trataba de un «reproche», sino de un comentario entre los dos acerca de un tema «sobre el que existía un debate público en Santiago».

«Peligro: bomba»

En su escrito de acusación, el Ministerio Público afirma que Calvo integraba una «célula armada» de Resistencia Galega que fue la encargada de colocar una bomba a las puertas de una sucursal de Novacaixagalicia en Vigo. Lo hizo, según confirmaron los investigadores, a cara cubierta para evitar ser grabado por las cámaras de seguridad del lugar. El artefacto —que responde a los usados habitualmente por Resistencia en sus acciones— se encontraba en un recipiente similar a un termo, tal y como uno de los agentes que participó en el operativo explicó en el juicio. Fue un grupo de jóvenes del lugar el que alertó de la presencia de un bulto sospechoso, sobre el que habían dejado un cartel en el que se podía leer «Peligro: bomba».

El explosivo tuvo que se detonado de forma controlada por un equipo de Tedax. La onda expansiva, pese a ser inducida, provocó destrozos tanto en la entidad como en edificios anexos. Durante la sesión de ayer, los encargados de la investigación desvelaron que en las inmediaciones del punto donde fue colocada la bomba apareció un trozo del permiso de conducir del acusado, que ayer negó haber estado en la ciudad ese día. La Audiencia Nacional tiene previsto dejar el juicio visto para sentencia hoy.

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