Primarias en el PSOE coruñés: Cinco candidatos para recomponer una provincia

Por si algún rezagado todavía tenía dudas de la fractura del PSOE coruñés, dividido en tantos pedazos que ya empiezan a escasear los dedos de una mano, las primarias para elegir al sustituto de Francisco Caamaño al frente de la Secretaría Provincial son la prueba definitiva. Hasta cinco personas han manifestado su intención de presentarse al proceso tan solo una semana después de abrirse el relevo. Ninguna de las tres ciudades, también con una fragmentación notable entre sus filas.

El alto número de candidatos —«precandidatos», según la jerga interna, pues todavía necesitan reunir los avales suficientes para batallar en las urnas— viene a reflejar una realidad publicitada a voces y, por veces, a golpe de improperios: el PSOE de La Coruña es un nido de cuervos.

De ahí la urgente necesidad de buscar un mirlo blanco entre toda esa bandada.

Cada uno de esos cinco aspirantes aspira a serlo. En total se trata de tres alcaldes —Oroso, Culleredo y Ares—, un exconcejal de Teo y un militante de base ferrolano. Todos ellos, en menor o mayor medida, coinciden en el diagnóstico de la enfermedad que atenaza al socialismo coruñés desde hace años: la falta de unidad interna, un virus que así como satisface expectativas propias, también se propaga a los no militantes en forma de hartazgo. Todos prometen, también, luchar por volver a unir la provincia.

Solo uno de ellos conseguirá hacerse, el próximo 30 de noviembre, con el bastón de mando del PSOE coruñés. Por delante, una carrera intensa en la que sobresalen ya dos nombres: el alcalde de Oroso, Manuel Mirás, y su homólogo de Culleredo, Julio Sacristán, ambos con un amplio bagaje municipal. Aunque sobre la mesa solo son dos regidores con expectativas de convertirse en líder de la provincia, detrás de sus candidaturas se esconden dos padrinos de lujo: el secretario general de los socialistas gallegos, José Ramón Gómez Besteiro, en el primer caso, y el todavía dirigente provincial, Francisco Caamaño, en el segundo.

Sacristán y Mirás no son más que la marca blanca de dos familias enfrentadas desde hace tiempo —los «caamañistas» y los críticos—, cuya batalla desembocó, precisamente, en este proceso de primarias. La estrategia diseñada por los segundos, con la connivencia de Besteiro, para apartar al exministro de Justicia no obtuvo, sin embargo, su resultado deseado: la creación de una gestora. Las dos corrientes deberán testar ahora sus apoyos en urna.

Durante la presentación de su candidatura este martes, Mirás descartó contar con padrinos en concreto. Las fuentes consultadas por ABC lo sitúan en la órbita del líder del PSdeG —de hecho ocupa una de las sillas de la Ejecutiva gallega— y también apuntan que gozaría del respaldo de las direcciones de las tres ciudades.

Dos de ellas tienen el corazón partido. El líder local del PSOE compostelano, Xosé Sánchez Bugallo, se debate entre el regidor de Oroso o el de Culleredo. Un poco más al norte, su homóloga de Ferrol, Beatriz Sestayo, comparte dilema entre Mirás y el alcalde de Ares, Julio Iglesias, aunque éste último es quien le genera más simpatía. Iglesias hizo pública su intención de optar a las primarias este viernes y se marcó un objetivo principal: «superar las dificultades» que atraviesa el partido poniendo sobre la mesa «ideas». Cree que falta «autocrítica» y «credibilidad» dentro de la formación y propone una «regeneración desde la humildad más absoluta, desde la pobreza y con el trabajo constante».

«Lógica» unión

Con un discurso de fácil adhesión, Iglesias contaría con el ya citado apoyo de Sestayo y agrupaciones como la de Paderne, Mesía, Sada, Ferrol y A Baña. En cualquier caso, fuentes socialistas apuntan como posibilidad a corto plazo una integración del aresano en la candidatura del alcalde de Oroso. Sería «lo lógico», puntualizan. Sobre todo si la intención pasa por derrotar a los afines a Caamaño. Ambos bandos saben dónde está el rival directo, pues Mirás y Sacristán son los dos únicos aspirantes con «posibilidades reales».

El último programó ayer su particular demostración de poder. Llevó la presentación de su candidatura a la mismísima sede del PSdeG, ubicada en la compostelana calle de O Pino. Con pancartas de apoyo más propias de un mitin en plena carrera hacia las municipales, el regidor cullerdense ofreció un discurso crítico con las dinámicas internas de la formación.

Baño de masas

Sin tapujos, reprochó un secreto a voces: «Me preocupa el deterioro de las relaciones humanas en el partido, se perdieron las formas. No puede ser que la mitad de la militancia y de los cargos no se hablen. El partido no puede ser noticia en la prensa por esos enfrentamientos», afeó. Frente a ello, y con menciones directas a Felipe González, Rubalcaba o Pedro Sánchez, propuso centrar los esfuerzos en trasladar una «alternativa real» de gobierno.

En definitiva, apartar «los insultos» para recuperar el «diálogo» y ofrecer «ideas y propuestas» a la sociedad. Es su meta, a la que paradójicamente aplaudieron las dos sensibilidades del PSOE compostelano: Bugallo por un lado y la edil Mercedes Rosón por el otro. También el alcalde de As Pontes, Valentín González Formoso (que a su vez preside la comisión electoral encargada de gestionar este proceso de primarias) o el propio Caamaño. Y es que Sacristán se dio ayer un baño de masas, arropado por un centenar de militantes de diversas agrupaciones locales. Junto a Mirás, son los dos únicos aspirantes que han elegido la capital gallega para presentarse.

Poco recorrido

Aún así, todavía quedan otros dos por enseñar a los militantes su propuestas. Se trata del exportavoz municipal del PSOE en Teo Jano Leis, primero en postularse a través de las redes sociales, y el miembro de la ejecutiva local del PSOE ferrolano, Celso Posada. Las fuentes consultadas les otorgan un apoyo testimonial e incluso dudan que puedan llegar a conseguir el 20% de avales necesarios para luchar en las primarias. De hecho, la existencia de cinco candidatos es matemáticamente posible, pero prácticamente imposible a la hora de recabar los avales, pues supondría que cada uno debería sumar el mismo número. Sin pasarse y sin tampoco quedarse corto. Difícil tarea en el PSOE coruñés.