Patricia Alonso, jugadora del Canyamelar, posa en la pista del pabellón del Cabañal de la Fundación Deportiva Municipal
Patricia Alonso, jugadora del Canyamelar, posa en la pista del pabellón del Cabañal de la Fundación Deportiva Municipal - MIKEL PONCE
DEPORTE FEMENINO

Patricia Alonso: Filosofía del coraje

Patricia Alonso, jugadora del Canyamelar Valencia, una de las referencias del balonmano español

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El deportista veraz no puede entender otra filosofía que la de la garra. La del coraje. La del vaciarse en lo suyo. La del querer más cuando ya ha conseguido algo, porque debe lograr lo siguiente. La de confiar en que puede y que si quiere progresar debe luchárselo porque nada cae regalado. Trabajo duro. Esfuerzo incesante. Compromiso. Competir. Y hacerlo además sabiendo que a veces el escenario para desarrollarlo facilita el camino, pero en otras ocasiones, como suele suceder con los mal llamados deportes minoritarios, las adversidades se multiplican. Entendido esto, seguramente, y más si se tiene talento, se alcanza el disfrute en el alto rendimiento, en eso con lo que muchos sueñan que es la elite. Eso viene haciendo desde que empezó en el balonmano una de las grandes de la disciplina.

Patricia Alonso Jiménez (Madrid, 27/4/1979) entiende su deporte como «mi vida; lo es todo» y lo rige ajustado a esa filosofía del coraje y la lucha continua. Le avalan la experiencia, el juego, los logros, la competitividad y una hoja de servicios que ahora traslada a sus compañeras del Canyamelar Valencia: «Si tienes cualidades, quieres y crees que puedes llegar lejos, por qué no vas a luchar por lo que quieres. Adelante».

Sencilla y práctica en su discurso. Rotunda cuando debe serlo. Todavía con ese cosquilleo por el balonmano que le nació con ocho años. Antes le llamó la atención el fútbol. Incluso se le daba bien el tenis. Sin embargo, le agarró el balonmano los adentros teniendo como espejo a su hermana, Montaña, que también fue internacional. Fue su primer ejemplo y sin darse cuenta se enamoró del que ya fue su deporte para siempre. Accedió a las categorías inferiores del CB Leganés y fue progresando. «A mis padres les decían: ‘Patri puede llegar muy lejos’. Y yo iba jugando, siempre con muchas ganas, con muchos arrestos como me han enseñado siempre. Y poco a poco veías que ibas creciendo y jugabas con las inferiores de la Selección», relata la madrileña.

Con un libro de éxitos cuantioso, tanto por clubes como con España, guarda con mayúsculo cariño sendos capítulos de juventud. «Para mí fue muy especial jugar con el primer equipo del Leganés y coincidir ya con mi hermana, que tiene seis años más. Ella fue también portera de la Selección. Pero también fue muy importante, porque siempre he luchado por ser la mejor, cuando en el Mundial de China (1998), en categoría junior, me llevé dos títulos: el de máxima goleadora y el de mejor jugadora del campeonato del mundo», explica satisfecha en el buceo por el pasado, del que también guarda una corona de Europa Junior.

Un crecimiento continuo luego y un luchar para hacerse hueco entre grandes jugadoras. «Cuando salí de Leganés con 20 años y me fui al Osito L’Eliana, sabía que no iba a jugar. Tenía que currármelo el doble o más. Jugaba muy poco. Tenía compañeras como Begoña Fernández o Elena Martí y estábamos en el banquillo. Pero el entrenar el día a día con compañeras como Natalia Morskova, Cristina Gómez, Susana Pareja -su actual entrenadora en el Canyamelar Valencia-, Tania Medved, Ana Ruiz, Silvia del Olmo... el poder escuchar los consejos de ellas, me hizo aprender mucho. Lo que soy ahora es gracias a las compañeras que he tenido y tengo», cuenta. También aprendió de técnicos como Pauli, Alberto Gómez, Cristina Mayo, Ángel Sandoval, José Ignacio Prades y ahora Pareja.

La balonmanista, una primera línea de garra, centró su carrera en los principales equipos de la Comunidad Valenciana, de esos que resonaron con fuerza, pero a los que la coyuntura y la falta de respaldo fue engullendo: el Osito, Ferrobús, Elda Prestigio, Cementos, Sagunto... Y ganó ligas (4), Copas de la Reina (4), Supercopas de España (4) y campeonatos ABF (2).

Juego y laureles que le llevaron a ser una de las fijas de la Selección española. Acumuló cien partidos y 220 goles con la absoluta. El palmarés con aquellas «Guerreras» cuenta un oro en los Juegos del Mediterráneo de Almería en 2005 y una plata en los de Túnez 2001. «Para mí lo máximo es poder haber disfrutado de unos Juegos Olímpicos. El recorrido hasta llegar y luego conseguir un diploma en Atenas 2004», destaca.

El poderío que hubo en la liga española se diluyó. La falta de respaldo público y privado y la mala gestión lanzó a la lona mucho de lo conseguido. Y desde hace varios años la vía fue emigrar. Alonso jugó dos años en Francia, en el Besançon, antes de regresar a España al Canyamelar Valencia. «Cuando llegué había compañeras que me tenían como ‘miedo’, pero creo que han visto a una persona sencilla, que viene a ayudar en todo lo que pueda. No tengo pensado jugar mucho más. Di mi palabra para esta temporada, pero depende de muchas cosas el seguir jugando un año más», explica, al tiempo que defiende que a excepción del Bera Bera y el Rocasa, su equipo «no tiene nada que envidiar a los demás. Debemos creer en que se puede porque hay nivel y calidad para hacer cosas muy buenas». Siempre, la lucha.

Ver los comentarios