Orellana marcó el gol del empate del Celta
Orellana marcó el gol del empate del Celta - AFP
LIGA BBVA

El Valencia suma un punto pese a su mal partido

Diego Alves, que paró de nuevo un penalti, no pudo hacer nada ante un remate de Orellana con el que el Celta, mejor que los de Nuno, replicaban el gol de Rodrigo (1-1)

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Con méritos casi nulos el Valencia pudo sacar un punto de Balaídos. Partido largo para los de Nuno. Encuentro espeso, malo, bastante probre del equipo valenciano ante un Celta que seguramente le dio buen valor al punto sumado y al hecho mismo de haber logrado marcar después de no conseguirlo en Liga desde hacía 726 minutos hasta que lo hizo Orellana cuando se cumplía la hora de partido, consiguiendo además replicar el tanto de Rodrigo en el primer tiempo. Diego Alves, que además engrosó su hoja de servicios como «parapenaltis», fue el mejor de un equipo que no funcionó ante un Celta que mereció más.

En Riazor, allá por el pasado mes de octubre, el Valencia encajó la primera derrota de la temporada.

Las alarmas estaban encendidas -y así siguen- en el Deportivo y los de Víctor Fernández salieron con todo. Engulleron a los de Nuno Espirito Santo (3-0). Inapelable. Debió tomar nota el Celta de su eterno rival para intentar doblegar de inicio a los valencianistas en Balaídos. Arreón feroz vigués y desorientación generalizada de los valencianos. Pero arriba, los de Berizzo, tienen mermada su eficacia.

Sin alardes, recuperando el orden, haciéndose con el balón y saliendo rápido, el Valencia fue reajustando el partido en su favor. De hecho, una asociación entre Rodrigo, como asistente por el costado derecho, y Alcácer, como rematador de cabeza, obligaba a Sergio a estirarse para evitar la ventaja visitante. El Celta pudo ser el que se adelantase. Lo tuvo «fácil». Decretó el colegiado un penalti -muy dudoso- de Otamendi sobre Charles.

Alves, otro penalti parado

Orellana se encargó de lanzar y Diego Alves se agrandó hacia su derecha para parar la pena máxima. Una más para engordar su currículum como «parapenaltis». Ha detenido 14 de los 33 penaltis que le han lazado desde que juega en la Liga española.

El Celta se fue evaporando. Quizás perdió la confianza inicial ante los acontecimientos. Procuraba seguir su modelo y mover el balón, pero sin premio alguno. Ya en los últimos instantes del primer acto, un intento de Fontás por combinar con su lateral izquierdo dio para una recuperación eléctrica de Rodrigo, quien se abrió espacio hacia el centro del área y soltó la izquierda. Gol valencianista acompañado del error de Sergio.

Detectada la clave. El Valencia se posicionó en el segundo acto. Seriedad y solvencia atrás. Aplacar los intentos, por momentos desesperados, del Celta. Y una praxis sin brillo en ataque de recuperación y de proyección hacia la portería de Sergio. Pero claro, esperar más que atacar con iniciativa tiene sus peligros.

A la hora de partido, se dio una doble circunstancia de alegría para la parroquia local. En un saque de esquina, Sergi Gómez peinó en el primer palo y Orellana en el segundo acabó de tiro raso para marcar: empató el partido y al tiempo rompió con siete partidos completos y los sesenta misnutos transcurridos hasta el momento sin anotar un gol en la Liga. Se crecieron los vigueses y merodearon con perseverancia a poco de la portería de Alves, que mantenía el tipo. Pareció que con el gol encontraron una liberación y que la entrada de Nolito se convirtió en una brújula.

Se espeso el partido con el paso de los minutos. Al Celta se le veía más decidido. Y Orellana y Nolito le daban ese argumento para poder sorprender a un Valencia que no levantaba cabeza. Gris. Casi depresivo. Nulo en el medio campo. Que se iba más atrás y no parecía encontrar cómo hacer para encontrar vías hacia la portería viguesa. Cayeron los minutos en un campo pesado para todos y largo para un mal Valencia.

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