El fado toma el Alcázar de Segovia

La melancolía, la nostalgia, el anhelo y, en definitiva, las emociones dan forma a las letras, las notas pausadas que salen de la guitarra portuguesa las hacen envolventes y quien las interpreta las dota de alma. El fado, la expresión musical lusa por excelencia desembarca esta noche en Segovia a cargo de una de sus mayores exponentes actuales, la cantante Katia Guerreiro, que se entregará al público en un escenario de ensueño, el Patio de Armas del Alcázar.

Suma a sus espaldas ya más de quince años en la música, en los que Katia Guerrero ha sido destacada como «mejor interprete de fado», reconocimiento de la Fundación a la que da nombre su admirada Amalia Rodrigues, la «reina del fado».

Esta noche, a la luz de la luna, a las 22.30 horas demostrará en Segovia que es valedora de tal distinción. Lo hará con el espectáculo «Até ao Fim», que fue editado en noviembre de 2014, con producción musical de Tiago Bettencourt. Un concierto en el que su bella voz -de capacidad inusual-, sonará por la guitarra portuguesa de uno de los mejores exponentes de este instrumento y virtuoso conocedor del fado, Luis Guerreiro.

Además, le acompañan esta noche Pedro de Castro, que posee una gran experiencia y es productor, compositor y dueño de una de las mejores y más famosas casas de fado en Lisboa; Joäo Veiga, acompañante de Katia desde sus inicios y autor y compositor de muchos temas de su repertorio; y Francisco Gaspar, discípulo del Profesor Joel Pina (el mejor bajista de Fado).

El concierto, se enmarca en el Festival Internacional de Segovia que en su edición número cuarenta ha programado una docena de espectáculos que toman por tablas lugares de excepción como lo es en esta actuación el Alcázar.

En la jornada de hoy, también será sede del certamen el Museo Zuloaga, en la antigua iglesia de San Juan de los Caballeros, donde aterriza Vibra-tó, un concierto didáctico en el que dos músicos interpretan composiciones propias y músicas del folclore universal con instrumentos fabricados con materiales de desecho, como recogedores de los que salen melodías milenarias, regaderas en clave de jazz o latas convertidas en guitarras.