Los alumnos de Bachillerato del IES. Diego de Praves, en una clase en el laboratorio de este centro
Los alumnos de Bachillerato del IES. Diego de Praves, en una clase en el laboratorio de este centro - F.Heras
bachillerato de investigación

«Semillas» de la ciencia

Dieciocho centros de Castilla y León cuentan ya con estos estudios, con 281 alumnos matriculados, una tendencia que se afianza

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Patricia Celestino y Christian Peralta comparten aula y laboratorio en el IES Diego de Praves de Valladolid. A ella le gustaría estudiar Medicina y a él Biología. Hasta ahí, lo normal para dos alumnos del segundo curso de Bachillerato, pero ellos cuentan con la posibilidad de cursar la modalidad de Investigación-Excelencia que puede estudiarse en Castilla y León, unos estudios únicos en España.

El Bachillerato de Investigación pone a disposición de los alumnos recursos y métodos de trabajo próximos a la dinámica universitaria, lo que les permitirá elaborar, exponer y argumentar de forma razonada proyectos de investigación, habituándose a la investigación como principio esencial. Las modalidades, materias comunes y asignaturas de modalidad son idénticas a las del Bachillerato ordinario, pero se incrementa en una hora semanal (de cuatro a cinco horas) la dedicación horaria de las materias de modalidad en los dos cursos.

Además, este modelo cuenta con una materia específica para los dos cursos (para cada uno de ellos o sólo para primero) que se denomina «Iniciación a la investigación», con una dedicación semanal de dos horas, y la realización de un «Proyecto de investigación» en segundo curso, que se desarrolla en colaboración con un departamento de la universidad.

Patricia comenta que cursar este Bachillerato «ha sido mejor de lo que esperaba»: primero por el temor «a ver qué me encontraba, con gente de institutos distintos», cuando luego «hemos congeniado muy bien», y por que ha podido «aprovechar una experiencia en la que aprendes y que luego te va a servir en el futuro», en la que «hay poca gente, se preocupan por nosotros; porque hacemos muchas más prácticas que en un Bachillerato normal y por las horas que hemos podido pasar en la universidad».

Christian la escucha y añade que con este Bachillerato «te acercas más al laboratorio y aprendes técnicas» y que está satisfecho porque, al ser un grupo de clase de 18 alumnos «te acercas más al profesor, se preocupan más de ti».

El IES Diego de Praves fue el primer instituto de la Comunidad en contar con este modelo en el curso 2012-2013 y hoy son 18 los centros (en todas las provincias, salvo Ávila) que disfrutan de este Bachillerato, en el que hay matriculados 281 alumnos y en cuyos grupos no puede haber menos de 15 alumnos ni más de 25 por curso.

Este dato le parece «importante» a José Luis Fernández, coordinador del Bachillerato de Investigación en el IES Diego de Praves -por el que han pasado ya unos 50 alumnos desde 2012-, porque facilita la cercanía que valoran positivamente los estudiantes, pero también ellos, los profesores, y se muestra muy satisfecho de la marcha de este modelo porque les facilita el tránsito a la Universidad». De hecho, añade que «todos los alumnos de Bachillerato tendrían que tener la oportunidad de contar con estas clases a mayores en la Universidad como tienen estos alumnos».

Y es que gracias a la colaboración desinteresada de profesores de las cuatro universidades públicas de la Comunidad -que los docentes de los institutos no dejan de alabar-, estos estudiantes asisten durante 30 horas en primero a diferentes actividades en las aulas universitarias: conferencias, experimentos, talleres, etc., especialmente preparados para ellos y luego tutorizan a estos alumnos para la realización del proyecto que deben defender en el segundo curso del Bachillerato.

Carmen Riesco, otra de las profesoras de este modelo en el «Diego de Praves», comenta que la relación con los profesores universitarios es espectacular porque están dedicando una parte de su tiempo a algo que nadie les reconoce y porque tienen que hacer un esfuerzo para acercarse al nivel de Bachillerato, al que no están acostumbrados».

En esto coincide con Antonia Mena, tutora coordinadora del grupo del IES Andrés Laguna de Segovia, del que este año saldrá la primera promoción de este Bachillerato: la acogida entre los profesores de la Universidad de Valladolid «ha sido impresionante» y «muy importante el contacto entre el instituto y la universidad porque eso les permite tener nuestra visión de la enseñanza y nosotros, a su vez, la suya».

Para José Luis Fernández, este Bachillerato «despierta inquietudes científicas» en los alumnos y reconoce que «el rendimiento puede llegar a ser mayor que en otras modalidades porque están más motivados y los que lo eligen es porque les interesa».

Carmen, su compañera, corrobora sus palabras al asegurar que estos estudiantes «se comprometen 30 horas por las tardes y tienen dos horas más de clase que los del otro Bachillerato; eso es un indicativo de que están dispuestos a trabajar más porque les gusta».

Para ella, «es un lujo que tengan un tutor de la Universidad», como señala también Antonia Mena: «ha sido algo extraordinario porque al principio tenían un poco de miedo, sobre todo al presentar los proyectos en segundo, pero ha salido perfecto, han trabajado un montón y al verse trabajando en los laboratorios de Valladolid han comprobado que han tenido el privilegio de poder trabajar con investigadores y laboratorios de última generación».

Para la profesora Amelia del Caño, del IES leonés Juan del Enzina, el hecho de contar con grupos pequeños facilita el aprendizaje y la evaluación del docente, más allá de la clase magistral tradicional y esta modalidad «es un modo de suscitar curiosidad y motivación» del alumno, a la vez que, como los otros profesores, demanda más medios y reconocimiento para sus compañeros de esta modalidad, a la vez que formación.

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