Doña Sofía en la sede abulense, entre Blázquezy Herrera
Doña Sofía en la sede abulense, entre Blázquezy Herrera - m.martín
cultura

Doña Sofía: «Santa Teresa se merece este enorme esfuerzo. Es una maravilla»

La Reina inaugura la vigésima edición de Las Edades del Hombre, «una página abierta del Evangelio» para mostrar el «magisterio» de la mística

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La Santa se merece este enorme esfuerzo. Es una maravilla». Con estas cariñosas palabras resumía Su Majestad la Reina Doña Sofía su primera impresión de la exposición «Teresa de Jesús. Maestra de oración», el vigésimo proyecto de la Fundación Las Edades del Hombre dedicado íntegramente a la mística con motivo del quinto centenario de su nacimiento. La monarca se dirigía a los medios en Ávila, nada más salir de la Iglesia de San Juan Bautista, que acoge el «corazón» de la muestra, el capítulo número cuatro, que da cuenta de cómo la meditación continua en la Humanidad de Cristo marcó la vida cotidiana de esta religiosa revolucionaria.

Una hora antes, sobre las doce del mediodía, Doña Sofía comenzó la visita en la capilla de Monsé Rubí, escogida para albergar el segundo capítulo, por ser el lugar donde la Santa se encontró con San Pedro de Alcántara.

Pese al desapacible día primaveral -ni la nieve ni el hielo quisieron perderse la regia visita- fueron numerosos los abulenses que se acercaron hasta el céntrico templo para ver a Doña Sofía. «Me ha impresionado», confesaba aún nerviosa Carmen, una religiosa a la que la Reina saludó minutos antes de entrar en la capilla.

Ya en el interior, y antes de comenzar la visita, el presidente de la Fundación Las Edades, el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, dio la bienvenida a las autoridades presentes a una muestra cuyo objetivo es «presentar el magisterio de Santa Teresa en el ámbito de la oración y la vida» y hacerlo «mostrando a la sociedad la riqueza del patrimonio artístico eclesial como una página abierta del Evangelio». Fue la primera parada del recorrido que hizo la monarca en Monsé Rubi, donde estuvo acompañada, entre otras autoridades, por el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez; la presidenta de las Cortes, Josefa García Cirac; el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, la consejera de Cultura y Turismo, Alicia García, y el alcalde abulense, Miguel Ángel García Nieto. Tras las palabras pronunciadas por el obispo abulense, juntos contemplaron el lienzo «Santo Tomás de Aquino confundiendo con sus escritos a los herejes». No fue el único en el que se fijó Doña Sofía nada más terminar el discurso de Monseñor García Burillo. Muy próximo a este óleo de Francisco Bayeu, el comisario de la exhibición, el padre carmelita Juan Dobado, mostró a la monarca el códice de Santo Tomás de Aquino «Summa Theologica», procedente de la Catedral de Burgo de Osma (Soria) y el boceto para la escultura de Fray Luis de León que hoy alberga el despacho del rector de la Universidad de Salamanca.

Impresionada por la calidad

La Reina se detuvo también en algunas de las obras pertenecientes al tercer capítulo -«Las pobres descalzas de Santa Teresa»-. Doña Sofía se interesó por la procedencia de tres de las reliquias mostradas: el hábito de lana la capa de jerga y la alpargata de la Santa, cedidas por los conventos de las madres carmelitas de Toledo, Cabrerizos (Salamanca) y Burgos, respectivamente. También le llamaron la atención dos bellas tallas colocadas frente a las reliquias: un San Pedro de Alcántara inspirándose como escritor de Pedro de Mena (1669), y un San Francisco de Borja de Juan Martínez Montañés (1624). «A la Reina le ha impresionado, sobre todo, la calidad de las obras, y el hecho de que muchas se vean por primera vez tras salir de los conventos», sostenía el obispo de Ávila en un receso de la visita.

Tras salir de la capilla de Monsé Rubí, la Reina se montó en el vehículo oficial para trasladarse a la iglesia de San Juan Bautista. Ya en el interior, uno de los espacios que le robó más minutos fue el dedicado a las tallas de Jesucristo. Allí, el comisario Juan Dobado le mostró minuciosamente los detalles del bello Cristo de los Desamparados, de Juan Martínez Montañés (1617), y un curioso «Cristo de los piojos», a quien la mística se encomendó para deshacerse de los molestos bichos que se colaban en sus hábitos.

Una pulsera como obsequio

Con admiración también contempló el óleo de Francisco de Zurbarán «Santa Teresa de Jesús» (1650) y el «Cristo de la Expiración» de Juan de Juni (1570), volviéndose a interesar por su procedencia -la Catedral de Sevilla y las Carmelitas Descalzas de Valladolid, respectivamente-. La talla de la Virgen de la Caridad, de la que fue devota la Santa, y otro óleo de Zurbarán, «San José coronado por Cristo», fueron otras de las obras en las que se detuvo antes de recibir como obsequio una pulsera de tela conmemorativa del quinto centenario, que no dudó en ponerse en su muñeca. Tras pasar por la pequeña capilla habilitada para un cuadro de la Transverberación procedente de las Carmelitas de Peñaranda de Bracamonte, la Reina dio por concluida la visita a las sedes abulenses -por cuestión de tiempo no pudo acudir al Convento de Nuestra Señora de Gracia, sede del primer capítulo-: «No he visto demasiado todavía, pero lo que he visto vale la pena de verdad», comentó a la salida de San Juan Bautista la monarca, que pese a la intensa granizada y a que llevaba por única prenda un sencillo traje de chaqueta, no dudó en acercarse a los abulenses que la aclamaban.

Igual de caluroso fue el recibimiento junto a la Basílica de Santa Teresa en Alba de Tormes (Salamanca), a donde llegó a las cuatro de la tarde para ver el quinto y último capítulo de esta muestra que desde hoy y hasta noviembre permanecerá abierta al público. Concluida la visita, el presidente Herrera tildó de «magnífica, estupenda y hermosísima» la exposición y confesó que ha transmitido a los responsables de Las Edades el agradecimiento de «que no se haya limitado a cubrir el expediente en Alba de Tormes, sino que tenga la misma calidad que la de Ávila. Hizo hincapié en el «carácter universal» y en la «grandeza de una Santa» que es capaz de producir «tanta belleza» en torno a su figura, en alusión a las pinturas, a las esculturas y a los grabados que pueden contemplarse en la muestra. Por su parte, la alcaldesa de Alba de Tormes, Concepción Miguélez, reveló que a la Reina «le ha llamado la atención esta gran obra» en alusión a la sede de la muestra, y, aunque la había invitado a visitar el sepulcro de la Santa «no pudo ser debido a que su tiempo era muy limitado, pero ha prometido que volvería».

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