El saber sale del aula

Un sistema para el control de pasajeros en medios de transporte público mediante técnicas de visión artificial o un proyecto que pretende encontrar nuevas formulaciones farmacológicas para mejorar el tratamiento de las enfermedades renales fueron dos de los premios del concurso «Desafío Universidad-Empresa» fallados en septiembre de 2014. Son el ejemplo de soluciones aportadas por investigaciones de las universidades de Castilla y León a distintas necesidades que el mundo empresarial plantea y de una relación, la de la universidad y la empresa, que busca acentuarse.

Para que esa relación sea más fluida, la Junta de Castilla y León aprobó recientemente un nuevo Plan de Transferencia de Conocimiento Universidad-Empresa 2015-2017, en la línea con lo establecido en la Estrategia Regional de Investigación e Innovación para una Especialización Inteligente (RIS3) de Castilla y León 2014-2020 (aprobada el pasado 16 de abril de 2014.

Según la Consejería de Educación, el peso relativo de la universidad en las actividades investigadoras es «superior a la media española», motivo por el que desde la Junta se ha querido impulsar una primera fase de ese nuevo plan dotándola con 3,7 millones de euros a repartir entre las universidades para que la desarrollen hasta septiembre de 2016: la Fundación General de la Universidad de Burgos percibirá 466.202 euros; la Fundación General de la Universidad de León y de la Empresa dispondrá de 391.749 euros; la Fundación General de la Universidad de Salamanca recibirá de 1.078.935 euros; la Fundación General de la Universidad de Valladolid contará con 878.379 euros; la Fundación Parque Científico de la Universidad de Valladolid tendrá 317.832 euros; la Universidad Pontificia de Salamanca percibirá 242.688 euros; la Universidad Europea Miguel de Cervantes dispondrá de 136.514 euros; la Universidad Católica de Ávila percibirá 113.892 euros y, la IE Universidad recibirá una subvención de 96.802 euros.

Desde que en el año 2008 se pusiera en marcha la anterior Estrategia Universidad - Empresa, el objetivo es hacer llegar a los investigadores universitarios las necesidades empresariales para que de sus investigaciones surjan soluciones mediante proyectos conjuntos de I+D+I, sin olvidar que una tercera misión del mundo universitario, además de la docencia y la investigación, es esa transferencia de conocimiento.

Así parecen haberlo asumido en los últimos años las ocho universidades de la Comunidad. En este tiempo, y pese a la gravedad de la crisis económica que ha afectado a sus presupuestos y a los de las empresas, las instituciones académicas de Castilla y León han sido capaces de mejorar sustancialmente sus indicadores de transferencia, triplicando el número de patentes solicitadas al año y el ritmo anual de creación de empresas, duplicando las licencias y mejorando su facturación por I+D y consultoría.

Patentes

De este modo, antes de la anterior Estrategia (2008), las universidades venían presentando entre ocho y nueve solicitudes de patentes nacionales cada año, mientras en la actualidad promedian 31 solicitudes al año. Entre 2008 y 2014, las universidades presentaron 216 solicitudes de patentes a la Oficina Española de Patentes y Marcas, 29 de ellas en 2014, y han inscrito 242 programas de ordenador en el Registro de Propiedad Intelectual, 38 de ellos el pasado año.

En total, desde 2008 se han creado 146 nuevas empresas, de las cuales 72 son estrictamente de base tecnológica u operan en lo que el INE define como sectores de «alta o media-alta tecnología» (Aymat).

El INE no publica estadísticas sobre el impacto económico de este tipo de actividades entre universidad y empresa, pero desde la Consejería se apunta un dato: los ingresos que las actividades de I+D y consultoría reportan a las universidades de la Comunidad desde 2008 han ascendido a casi 110 millones de euros. Esto significa un promedio de 15,6 millones de facturación anual, que es superior en 4 millones de euros a los 11,6 millones que promediaban antes de 2008.

Aún así, el camino sigue siendo largo y lejos quedan las realidades de otros países como Alemania o Estados Unidos, donde empresas como Siemens o Bayer delegan gran parte de su investigación en grandes centros tecnológicos y universidades. Por este motivo, el nuevo Plan TCUE de Castilla y León pone el acento en la mejora a través de la concreción de los objetivos y actuaciones previstas en el Programa 4 de la RIS3 -denominado «Colaboración»-, que propone apostar por la profesionalización de las estructuras y plataformas de transferencia de conocimiento universitarias, la alineación de la oferta tecnológica universitaria con las demandas de las empresas, la I+D+I colaborativa y la puesta en valor del conocimiento generado en la universidad, en lo que es la consolidación de la actual Red TCUE (integrada por las ocho universidades).

En concreto, el Plan de TCUE 2015-2017 contempla el desarrollo, a través de la Red TCUE, de 12 actuaciones o medidas agrupadas en cuatro grandes bloques. Así, dentro del apartado «Universidad innovadora» hay actuaciones orientadas a ordenar y potenciar las estructuras de apoyo a la transferencia de conocimiento universitarias y a promover el desarrollo, protección y explotación de tecnologías propias, y en el bloque «Proyectos Universidad-Empresa», las acciones son proyectos internacionales Universidad-Empresa, consorcios interuniversitarios para la transferencia de conocimiento y el Desafío Universidad-Empresa.

En el apartado «Universidad emprendedora» se sitúan iniciativas como Campus Emprendedor y Vivero Universitario de Promotores Empresariales (pretende impulsar el espíritu emprendedor y favorecer la creación de Spin-Off y empresas de base tecnológica, EBT); y en el bloque «Ecosistema innovador», las medidas propuestas consisten en grupos de trabajo sobre transferencia de conocimiento, redes, difusión y comunicación, y la denominada «Ecosistema institucional».

Fortalezas

El proceso de elaboración de la Estrategia RIS3 identificó, además, una serie de prioridades temáticas para la región, definiendo en cada caso los ámbitos en los que sería conveniente centrar los esfuerzos y esas prioridades temáticas son la agroalimentación y recursos naturales, como base para la extensión de la innovación en todo el territorio regional; el transporte, automoción y aeronáutica; la salud y calidad de vida; el Patrimonio y la lengua española y, con un carácter transversal, las tecnologías y conocimientos asociados a los sectores TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones) y el sector energético.