el callejón del gato

Se hizo la luz

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Se cumplió paso a paso el guión de Génova sobre el candidato del Partido Popular, presentado con suspense pero redactado hace tiempo y reescrito después de la encuesta. Ésta, por cierto, pone el foco en tres provincias que podrían restar el diputado de la mayoría absoluta, Soria, Segovia y León. Nada dice de Valladolid, donde el número de habitantes de la capital y el discreto y eficaz trabajo de Ciudadanos pudiera causar un disgusto a los populares.

Despejada la incógnita de Juan Vicente Herrera, quedan dos melones por abrir: el de las listas a las Cortes y los candidatos a las alcaldías de las ciudades importantes. Es previsible el forcejeo de los de siempre, de los instalados desde hace una docena de años o más, porque han hecho de su profesión la política o cuentan con ésta de refuerzo a otras actividades profesionales, pero mal haría el Partido Popular si no introdujera cambios significativos.

El continuismo en la cabeza de cartel parece obligado para no correr riesgos, porque el actual presidente no despierta rechazo y es un hombre honesto; sin embargo ver en listas a consejeros con muchas legislaturas a sus espaldas u otros parlamentarios cincuentones o sexagenarios, que han envejecido en las fotografías de los periódicos, enviaría una mala señal a los votantes, que esperan novedad en caras, ideas y formas de hacer política.

Mirando hacia adentro, el militante con aspiraciones o aquel que ha ostentado alguna pequeña responsabilidad, se pensaría continuar en labores calladas, porque, cuando un partido se perpetúa en el poder, o sabe renovar personas y formarlas o se expone a quemar generaciones. El peligro, la eliminación de recambios o producir saltos generacionales donde la inexperiencia conduce al mal gobierno.

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