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Entrando en un sueño

Me emocionó ver a alguien como este joven que un día decidió hacer realidad sus proyectos y se atrevió a crear su hueco en el mundo de los negocios

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"Una forma distinta de ofrecer lo nuestro". Con esta sencilla pero rotunda propuesta se hacía notar David, un joven emprendedor y empresario canario de la isla de La Palma que de esta manera consiguió cautivar la atención de cuantos asistíamos al foro de debate "La sociedad que construimos", celebrado en el Infecar de Las Palmas de Gran Canaria el pasado 26 de septiembre, dentro del conjunto de conferencias denominado «X el futuro de Canarias».

Si durante aquella intervención ya nos impresionó la calidad humana de este joven palmero, mientras conversaba con él, y lo hicimos largamente, se hicieron visibles muchos de los principios y valores que no sólo lo definen como un empresario de gran proyección, sino que lo convierten en una rara avis. Veamos por qué.

Su enorme inquietud social llevó a David Hernández Rodríguez, que es como se llama el protagonista de este artículo, a dar muestras de su conducta emprendedora desde los diecisiete años cuando, junto a su alma gemela y amigo de la infancia Facundo Daranas, triste y tempranamente desaparecido cuando ambos tenían veinticinco años, fundaron en su isla natal una cofradía de Semana Santa conocida como La Piedad. Insatisfecha su inquietud, seguía teniendo ideas y haciéndolas realidad y así nacieron por ejemplo, La Tomasita, hija de la Negra Tomasa, personaje imprescindible en el carnaval de Los Indianos, por supuesto acompañada de su correspondiente proyecto de merchandising; crearon también los concursos de arte para concienciar a la población de la importancia del turismo estelar en aquella isla o, el souvenir de las estrellas en colaboración con el Instituto Astrofísico de Canarias, entre otras muchas iniciativas.

David nació un 29 de septiembre de 1985, por lo que acaba de estrenar los 30 años. A los 25 amplió su negocio, La Molina Artesanía, y le dio un nuevo domicilio en la calle Real de la capital palmera. Tan sólo dos años después quiso hacer realidad un sueño: abrir una tienda en la calle que él considera que es la mejor de Canarias: la calle Mayor de Triana, en Las Palmas de Gran Canaria. Puesto que la valentía, la constancia y la fe en sí mismo son algunos de los valores que adornan el carácter de David, el día 30 de noviembre de 2013, tras muchos esfuerzos y muchos nervios, inauguró su tienda, también La Molina Artesanía, en el número 58 de Triana que, a modo de homenaje, quiso hacer coincidir con la fecha del tercer aniversario del fallecimiento de entrañable su amigo.

De apariencia afable y tranquila, detrás de sus gafas de pasta oscuras, David preserva un espíritu muy inquieto y una mente muy activa y tal vez por eso, ha sentido siempre la necesidad del consejo de sus mayores y de las experiencias de los que más saben. Prefiere rodearse de personas que le aporten algo porque, como él mismo se define, es más de sumar que de restar; más de equipo que de individualidades, más líder que jefe y eso es lo que traslada y a la vez pide a los que trabajan con él. Es un convencido de que esa es la mejor manera de estar a gusto y de que únicamente así, ese bienestar llegará también a los clientes. Con esta base de recursos humanos clara, lo siguiente fue definir cómo iba a diferenciar su tienda del resto de los negocios de artesanía sin caer, por supuesto, en el menosprecio de las ideas y proyectos de los demás; muy al contrario, observándolos para aprender.

Y decidió abrirse un hueco, un espacio diferente en el que ofrecer arte y artesanía mediante un nuevo concepto de tienda. Un establecimiento vivo e interactivo en el que, cuando las personas entren, se encuentren con las mejores y más originales muestras del arte y la artesanía de nuestra tierra al alcance de sus sentidos. Una forma de trascender el protocolo de galerías y museos; un lugar donde los productos se puedan tocar, saborear, oler y por supuesto adquirir.

Está ambición -que no avaricia, como él mismo matiza-, hace que en su cabeza esté bullendo desde hace tiempo otro nuevo proyecto que verá la luz en fechas muy cercanas al que llamará Siete Sensaciones y con el que pretende dar un paso más en su idea de promocionar mediante este nuevo formato de tiendas, los mejores trabajos de nuestros artistas y los productos de mayor calidad de nuestros artesanos.

Yo no sé a ustedes... pero a mí me emocionó ver a alguien como este joven que un día decidió hacer realidad sus proyectos; que un día llenó su maleta con los valores y la formación que sus padres le habían dado y se atrevió a crear su hueco en el mundo de los negocios. No es de extrañar que aquellas primeras personas que llegaban a su tienda pudieran escuchar de boca de aquel ilusionado joven palmero: "Muchas gracias por venir, están entrando ustedes en un sueño". Todo un ejemplo.

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