viviendo en san borondón

Un presidente para una nueva Arcadia (y 2)

En el Parlamento de Canarias es imposible convencer a nadie que no venga ya previamente convencido por su grupo político

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hay políticos que por su forma pausada, aparentemente poco teatral y sin grandes estridencias al hablar, es el caso de Fernando Clavijo, tienden a ganarse la confianza inicial de los que les escuchan. Sus argumentos parecen razonables y obvios, aunque escondan trampas de elefantes. La fraseología es cuidadosamente escogida para decir sin decir nada que sobresalte a primera vista, anunciando pero no concretando, para que los menos desconfiados y críticos, crean que están oyendo lo que en realidad no está diciendo. Como recomienda el manual.

Pero hay otros que hasta se atreven a manifestar su desacuerdo inicial, sobre todo los de la oposición, por aquello de que gato escaldado de agua fría huye y que aquí nos conocemos todos. Como con gran tino escribía Almudena Sánchez en el C7, “la afabilidad, o se revela como signo de inteligencia emocional, o una tardanza en caerse del guindo”.

Hay que dar tiempo al tiempo, pues no todo es lo que parece, ni los resultados de la gestión son siempre los que se prometían. Ha habido presidentes que han arruinado al país entre sonrisa y sonrisa.

Clavijo se define como el recambio del cambio, capaz de liderar esa mudanza a la que aspiran los ciudadanos. Y lo hará, promete, al frente de una CC que sigue en el gobierno a pesar de perder otra vez más las elecciones. Como ya sucedió en las artes durante el Renacimiento, Canarias vuelve a ser aquella Arcadia sencilla y bucólica, asimilada al propio paraíso terrenal que se regenerará por puro voluntarismo de sus dirigentes. Para completar el cuadro, ya hay unos autóctonos Adán y Eva, con CC siempre delante y el PSOE, otra vez detrás.

Como en el Parlamento de Canarias es imposible convencer a nadie que no venga ya previamente convencido por su grupo político, se dicen cosas en los debates, más bien espectáculos televisados, que no se confrontan con profundidad por el sistema encorsetado y poco parlamentario, en el sentido literal del término, de las formas y tiempos reglamentarios. Viene a cuento recordar aquellas lúcidas palabras de Pedro Lezcano al ser investido Doctor Honoris Causa en la ULPGC: “El Parlamento es la cámara más baja de la democracia. Durante el cuatrienio de la legislatura jamás desde la tribuna pude ver a ninguno de los sesenta diputados convencer a otro miembro de la cámara con sus argumentos. Ni un solo orador hizo variar jamás los criterios fijados de antemano por el clan dirigente”.

Los parlamentarios presentes dieron por cierto que Fernando Clavijo seguiría una línea continuista de como CC viene gobernando en Canarias desde hace décadas, tal vez procurando superar ciertas obsesiones y manías irracionales de su antecesor. En este sentido la podemita Noemí Santana le advirtió que debería tener como prioridad el erradicar la pobreza. Es difícil encontrar un dirigente en el planeta Tierra que no busque eso para su pueblo, añadiéndole la felicidad universal que siempre desean las misses al ser preguntadas en los concursos. Bueno con la excepción de donde se implanta el comunismo, pues allí el igualitarismo significa que todos sean igual de pobres, excepto los dirigentes del partido. NC acusa a Clavijo, como si fuera una lacra letal, de ser liberal y de derechas. Ya se sabe que para algunos nostálgicos, la legitimidad moral es patrimonio de “su” izquierda. Y eso a pesar de que Fernando Clavijo anuncia más intervencionismo público en la economía y en la sociedad. ¡Maravilloso!

Aún no se sabe, o no lo ha dicho, si el nuevo presidente actuará con los principios morales que Rivero proclamó cuando fijó para los anales de la historia su filosofía de vida nacionalista: “porque no hay nadie más sensible, más solidario, que pueda entender los problemas de los demás, que aquellas personas que, por ejemplo, están enamoradas y cuidan a los pajaritos”.

Ver los comentarios