Christian Santana, con su libro
Christian Santana, con su libro - abc

Christian Santana publica una novela de tintes kafkianos, «La ratonera de Van Gogh»

El concejal de Las Palmas de Gran Canaria sitúa la acción en varias ciudades europeas y reeelabora vivencias personales

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En momentos en que la clase política aparece cuestionada, entre otros aspectos, por su escasa preparación, el hecho de que uno de ellos —en este caso, un concejal de Las Palmas de Gran Canaria— aparezca vinculado a un libro, y además escrito por él mismo, no deja de ser una noticia llamativa.

Christian Santana, responsable del distrito Vegueta-Cono Sur, presenta este viernes en el Gabinete Literario su novela «La ratonera de Van Gogh», un trabajo que pacientemente comenzó en 2002 y que le llevó a tener una primera versión, en bruto, de más de 700 páginas, pero que tras recortar y reservar algunos pasajes para más adelante —es la primera parte de una trilogía—, ha quedado en unas 200.

«Desde su primera lectura, me he quedado impresionado con El Túnel, de Ernesto Sabato, y ese ritmo, ese bailar y marear al lector es lo que quise buscar en este libro», explica, aunque aclara que no por ello estarán ausentes las descripciones detalladas de la literatura realista.

Pero no es solo el autor argentino la fuente de la que ha bebido para su inspiración Santana, ya que presenta una larga lista que comienza en sus vivencias, con su etapa de estudiante en Inglaterra y su especialización en Shakespeare, sigue con influencias puramente literarias y culmina en noticias de no hace muchos años, como el incendio de la biblioteca de Anna Amalia, en Weimar.

Es precisamente a partir de ese hecho que comienza la peripecia de ese joven educado en Eton llamado Arthur, el protagonista de la novela, ya que se le acusa de haber falsificado uno de los cuadros en que Vincent van Gogh pintó sus tan reconocibles acuarelas.

Arthur se debate entonces entre complejos y temores. «Está encasillado, pero no sabe en qué», dice el autor, que cree que en ese juego de tipo kafkiano de un héroe que lucha por saber quién es y por qué le suceden las cosas está el aspecto en que más se puede ver reflejado el lector, puesto que «todos somos víctimas de esa necesidad de etiquetar y encasillar a las personas».

Incluido el concejal Santana, al que los vecinos de Vegueta le podrían preguntar recelosamente de dónde saca el tiempo para escribir libros con lo que significa la respuesta cotidiana a los problemas de esta parte de la ciudad: «Esta es mi válvula de escape. Mi profesión está vinculada a la literatura y, cuando podría sentarme a ver la televisión, me siento y escribo».

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