Santuario de Torreciudad
Santuario de Torreciudad - fabián simón
sociedad

Torreciudad: 40 años de devoción mariana

En 1975 se abrió al culto Torreciudad, un santuario dedicado a la Virgen María, que fue impulsado por San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei

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En medio de un gran paraje natural, sobre el embalse de El Grado, resguardado por los Pirineos, asoma Torreciudad, un santuario dedicado a la Virgen María. Este año celebra su 40 aniversario: fue en 1975 cuando este enclave, promovido por San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, se abrió al culto.

Allí, los aragoneses ocuparon en el siglo XI un fuerte musulmán y construyeron una ermita para venerar a la Virgen. Su nombre proviene de una vieja torre de vigilancia de la época árabe, cuyas ruinas se encuentran a unos metros de la antigua ermita. Hoy, este Santuario se ha convertido en la piedra angular del turismo religioso en la Comunidad y cada año, más de medio millón de turistas peregrinan hasta este recoveco del Pirineo aragonés para disfrutar de la cultura y el arte impregnado en la religión.

El santuario es un imponente edificio de ladrillo fiel al estilo tradicional aragonés obra del arquitecto Heliodoro Dols.

«Una locura de amor»

Levantarlo no fue tarea fácil. Los inconvenientes a la hora de plantear un santuario de envergadura fueron muchos: la lejanía de cualquier núcleo de población de cierto tamaño le privaba de una feligresía habitual; un sendero tortuoso y peligroso desde el pueblo de Bolturina era el único camino de acceso; no había luz ni agua corriente, y el Cinca corría por un congosto ochenta metros por debajo.

Por eso, el proyecto inicial consistió en una sencilla casa de convivencias junto a la ermita original. Sin embargo, desde el Santuario aseguran que «la perspectiva histórica del fundador del Opus Dei y una fe y amor marianos muy grandes, que fueron lo más importante», hicieron que se ampliaran las dimensiones de los elementos previstos y que se añadieran otros.

San Josemaría Escrivá de Balaguer movilizó a muchas personas que contribuyeron con su oración y limosnas a convertir aquel sueño –una locura de amor, le gustaba decir– en realidad. Y no era fácil imaginar que un lugar casi despoblado y escarpado, sin accesos para el tráfico rodado, lejos de las vías habituales de comunicación del Altoaragón y sin ninguna ciudad o pueblo importante cerca, pudiera convertirse en un gran punto de encuentro para muchas personas de procedencia muy diversa. «No lo hagas pequeño, yo no lo veré, pero vosotros veréis que acabarán llegando miles de peregrinos», le decía San Josemaría al arquitecto, Heliodoro Dols. Y a pesar de las dificultades, cuarenta años después se cuentan los visitantes por cientos de miles cada año.

Han pasado ya cuatro décadas desde que se construyera este gran santuario de devoción mariana. Una devoción mucho más antigua. Allí, desde el siglo XI se venera la imagen románica en la ermita, que antiguamente se alzaba en un promontorio sobre el río Cinca. Forma parte, junto con El Pilar, Lourdes, Monserrat y Meritxell, de la Ruta Mariana, atrayendo cada año a miles de visitantes que hacen del turismo religioso su forma de ocio.

Turismo de fe

El Santuario de Torreciudad acumula diez siglos de devoción mariana. La fe arrastra hasta este enclave del Somontano de Barbastro a decenas de miles de visitantes, lo que a su vez genera un flujo turístico de primer orden. Atraídos por la devoción a la Virgen María, año tras año este santuario altoaragonés mueve un flujo de visitantes de tal envergadura que le ha hecho ganarse un puesto en el selecto y reducido grupo de enclaves aragoneses más importantes por afluencia turística. Grupo, por cierto, en el que figura también la Basílica del Pilar, centro de devoción mariana de la Hispanidad.

El Santuario de Torreciudad cuenta por miles el número de visitantes. El año pasado fueron más de 65.000 personas, unas cifras que no han dejado de crecer en los últimos años. De un total de 5.562 grupos atendidos por el personal de la Oficina de Información a lo largo de 2014. De ellos, 4.217 grupos procedían de España (75,82%) y 1.345 (24,18%) del extranjero. Cataluña, Aragón y Madrid son las tres comunidades que aportan más visitantes. Les siguen Valencia, Andalucía, Navarra y País Vasco. En cuanto a los extranjeros, la mayor parte llegan de Francia, Holanda, México y Filipinas.

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