MARÍA DOLORES ÁLVAREZ CRESPO

Loli es una de esas personas que, resistiendo a los vientos y a las mareas, siempre mira hacia arriba y siempre camina hacia adelante. Apoyando los pies en el suelo que pisa, esta mujer activa e intrépida, es incapaz de estar parada y, sobre todo, de retroceder. Provista de un abundante caudal de experiencias, permanece alerta con el fin de escuchar las demandas que, a veces de forma silenciosa, le dirigen las personas que se cruzan en su recorrido por nuestras calles y en su animoso navegar por los mares de la lectura y de la escritura. Por eso, aunque evita las ingenuas utopías, las vacías quimeras y las vanas ilusiones, exige el derecho a volar con la imaginación y a cultivar su notable capacidad creadora.

Paciente pero nunca resignada, Loli proclama su fe en el esfuerzo, en el trabajo, en las conexiones de la amistad y, sobre todo, en el afecto como sustancia propulsora de todo lo vivo. Por eso, haciendo gala de su espíritu libre, afronta la vida de una manera estética esforzándose por descubrir en el fondo profundo de los detalles cotidianos los matices exquisitos que le proporcionen bienestar y serenidad. Servicial, amable y respetuosa, ella está convencida de que la Literatura es una de las vías más apasionantes para penetrar en las cosas y en la vida. Quizás ahí resida la clave de su habilidad para disfrutar, por ejemplo, con los regalos de un día soleado o de una amistosa conversación. Entusiasta y generosa, a veces le embargan las emociones sutiles, esas que son exclusivas de los seres cultivados.