PAU SE JUBILA

Pau Gasol ha firmado el contrato de su vida. Yo diría que ha formalizado la mejor relación laboral que jamás haya conocido en mi vida en el ámbito deportivo. Ser jugador de la NBA hasta el 2014 y encima de Los Ángeles Lakers es un lujo del que muy pocos pueden presumir. Se sitúa a la altura de esos grandes mitos, adinerados porque no decirlo, que siempre vemos en las revistas pero que nos resultan muy lejanos. Atrás han quedado esos dolorosos inicios en Los Grizzlies por culpa de un técnico indocumentado e ignorante que lo condenaba al ostracismo y el cierto mal sabor de boca que le dejó perder la final contra los Celtics, más aún cuando fue consciente de que no estuvo a la altura de las circunstancias en esa eliminatoria final fundamental.

El 2009 ha sido el año estelar del gran Pau. Cierto es que antes había conseguido grandes logros pero siempre con un cierto sabor agridulce. El mejor exponente es la final del Campeonato del Mundo de Tokio donde España barrió a Grecia, pero donde él no pudo estar por culpa de una lesión. A ello se puede añadir en 2007 el lastre, en cierta medida, de haber fallado la última canasta en el Eurobasket de Madrid y en 2008 el subcampeonato olímpico, en el que plantamos cara como nunca se había hecho hasta ese momento a una selección norteamericana de verdad, pero al final perdimos. Sin embargo el año que se va ha sido el del espaldarazo definitivo para el de Sant Boi. Por un lado, el título de Campeón de Europa y, por otro, el anillo con los Lakers. Encima, se asegura un salario multimillonario para los próximos cinco años. Pero esto último también tiene un cierto sabor agridulce, ya que casi con total seguridad tendrá que renunciar a disputar el próximo Mundial y volver a reencontrarse con sus amigos. Nuestro Pau se ha asegurado la jubilación deportiva, pero se ha hubilado también de la Roja. Y eso ya le gusta menos.