Un sefardí, en un acto de concesión de la nacionalidad española a final de 2015
Un sefardí, en un acto de concesión de la nacionalidad española a final de 2015 - ERNESTO AGUDO

Veintidós sefardíes cierran su herida con España cinco siglos después en Nueva York

Un grupo de judíos recibe la nacionalidad española 500 años después de que sus familias fueran expulsadas de España

NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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Sus familias fueron expulsadas de España hace 500 años, pero este martes 22 judíos de ascendenciasefardí han cerrado su herida con España: han recibido la nacionalidad española en una ceremonia calificada como «rectificación» y «celebración».

Un solo gesto, el de prometer fidelidad al rey de España, su Constitución y las leyes, ha restituido siglos más tarde a los sefardíes, cuyos antepasados emigraron en los últimos años a Estados Unidos desde Turquía, lugar de acogida durante siglos y donde se han conservado el español antiguo que muchos todavía hablan.

«Tras siglos de injusticias, (...) hoy se devuelve la nacionalidad española que nunca debió dejar de ser», dijo el cónsul general interino, Juan José Herrera de la Muela, en un acto en el que estuvo presente el rabino Meir Soloveichik, jefe de la congregación sefardí hispano-lusa en Nueva York.

Entre los nuevos españoles está el sefardí Robert Zara, de 55 años, quien dijo a Efe que le «gustaría» que su abuela estuviera presente para verle convertido oficialmente en español. Zara lleva ya varias décadas en Nueva York y la casualidad le llevó a casarse con una gallega que se llama Isabel, como la reina católica.

«Ser español es como cerrar el círculo de mi vida», dijo a Efe el abogado de profesión, que se dice gran amante de España y seguidor de la Liga, especialmente de los partidos del Atlético de Madrid. «Nosotros nunca olvidamos España, no sentimos rencor», explicó Zara, para el que la nacionalidad española significa también «establecer un puente» con sus antepasados.

«Ojalá mis hijos aprendan español»

También Niso Abuaf, financiero, llegó muy joven de Estambul a EEUU, donde hoy tras años de trámites ha recibido junto a su hija la nacionalidad española. «Ojalá esto anime a mis hijos a aprender español», dijo Abuaf, la última generación en dominar el «ladino» o español del siglo XV.

«Mis abuelos, mis padres y mi esposa hablaban español antiguo. Mis hijos, ya criados en Estados Unidos, ya solo hablan inglés», explicó a Efe. Para el financiero la nacionalidad tiene que ver más con la restitución a sus antepasados que con sacarle cualquier otra utilidad. «No sé si viviremos nunca en España. La nacionalidad es sobre todo una cuestión de honor», dijo.

Uno de los más jóvenes en recibir hoy el reconocimiento en el consulado en Nueva York fue Axel Burla, de 30 años y que hace siete conoció la posibilidad de reclamar la nacionalidad por sus raíces sefardíes de padre y madre.

«Creo que la nacionalidad más allá de cualquier otra cosa es un reconocimiento de parte de mi identidad. Aunque llegue siglos tarde», señaló Burla. Para el joven, «ser español es contar con derechos también como europeo», y destacó las ventajas de ser español a la hora de poder viajar y trabajar en toda la Unión Europea.

Familias protegidas

Según el real decreto aprobado por el Consejo de Ministros el pasado octubre, a 4.302 sefardíes se les está concediendo la nacionalidad por carta de naturaleza al poder acreditar ser descendientes de aquellos judíos expulsados hace más de 500 años. Para acreditar su origen, los solicitantes tuvieron que presentar todos o algunos de los tres documentos exigidos por la ley.

El primero es su inclusión en las listas de familias sefardíes protegidas por España. También puede justificarse el origen por apellidos, idioma familiar –el «ladino»– o por indicios que demuestren su pertenencia a esta comunidad cultural. Otro documento válido es el certificado de la comunidad israelita reconocida en España.

Se llama sefardíes a los judíos que vivieron en la Península Ibérica y a sus descendientes que tras los edictos de 1492, que les obligaban a su conversión forzosa o expulsión, optaron por abandonar una tierra que no sólo era suya, sino también la de sus antepasados.

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