El topo de la CIA que pudo tumbar la red de espías en China

Investigado por el FBI desde hace cinco años, podría ser condenado a 27 años de cárcel

Jerry Chun Shing Lee
David Alandete

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En 2011 la CIA recibió las peores noticias que podía recibir de un agente secreto de misión en China. Todos los topos con los que habitualmente hablaba no le respondían, no trabajaban ya para el gobierno, habían desaparecido o, en el peor de los casos, estaban muertos. Fue uno de los mayores golpes en la historia de la agencia de inteligencia de Estados Unidos y muchos que trabajan en ella están seguros de que el responsable no fue otro que uno de los suyos, el agente Jerry Chun Shing Lee .

Lee, nacido en Hong Kong hace 54 años , admitió el miércoles ante el juez que durante años fue doble agente para EE.UU. y China, movido por la desesperación de haber perdido todos sus ahorros en una mala inversión. La pena máxima de semejante traición es de cadena perpetua pero como ha cooperado con la justicia, la fiscalía pedirá un máximo de 27 años.

Después de vivir gran parte de su infancia en Hawaii, Lee obtuvo el pasaporte estadounidense y sirvió en el ejército durante cinco años. Finalmente, ingresó en la CIA en 1994, superando todas las pruebas de acceso. Con la ayuda de su origen étnico y su dominio del chino, su trabajo fue, principalmente, el de entablar contacto con funcionarios de China que pudieran ser útiles para la CIA como topos.

Su vida se torció al irse de EE.UU. y mudarse a su Hong Kong natal en 2007. Primero trabajó como ejecutivo en una empresa tabacalera cuya central estaba en Japón, pero fue despedido en apenas dos años. En 2010 fundó su propia compañía de importación de cigarrillos y eligió mal a su socio: un ex policía con estrechos lazos con la inteligencia china. La empresa cerraría meses después pero el socio le insinuó que tenía una oferta para que pudiera ganar mucho dinero y saldar así sus deudas.

Cien mil dólares

Lee mantuvo una reunión con dos agentes chinos en Shenzen, una gran ciudad al norte de Hong Kong. Ambos le ofrecieron 100.000 dólares a cambio de información sobre los agentes, recursos y topos de la CIA en China. Lee informó a la CIA del contacto, pero mintió al decir que había rechazado la oferta y no había cobrado el dinero, según la fiscalía.

Lo cierto es que Lee siguió en contacto con los agentes chinos, que le dieron periódicamente sobres con cientos de miles de dólares. Mientras, la red de espionaje de la CIA en China se desmoronaba lentamente, sembrando el pánico en Washington. No hay un consenso en la inteligencia norteamericana sobre si el responsable de que los topos quedaran al descubierto es Lee, un ciberataque procedente de China o una combinación de ambos.

Una nube de sospecha se posó sobre Lee en 2013 cuando una agente conversó con agentes chinos que le detallaron lugares e informantes con los que había trabajado años atrás. El grado de detalle que tenían significaba que esa información sólo podía proceder de dentro. Y había en Hong Kong un viejo agente con problemas económicos.

Por aquel entonces, el FBI ya andaba investigando a Lee. Para atraerle a Washington sin levantar sospechas, hizo que la CIA le ofreciera un falso puesto de trabajo, un anzuelo que picó. De visita en EE.UU. los agentes del FBI registraron su habitación de hotel en dos ocasiones y encontraron una memoria USB con respuestas a preguntas de los agentes chinos, una libreta con detalles sobre la red de inteligencia de la CIA en China y otra con los nombres y datos de contacto de los agentes chinos. Infiltrados en su cuenta de correo, los agentes encontraron un extraño mensaje que creen que era una petición de información en código:

— Necesitamos saber qué notas ha sacado Cristina.

—No he visto sus notas desde hace meses, porque esa niña siempre está cambiando de parecer.

Mientras se le investigaba, Lee avanzaba en su falsa entrevista con la CIA, en la que mintió en dos ocasiones: dijo que hacía una década que no había visitado China y mostró extractos falsos de cuentas bancarias que ocultaban su bancarrota. Desde hacía cinco años el FBI estaba investigando a Lee y recientemente llegó a interrogarle en cinco ocasiones. Mientras, el doble agente volvió a Hong Kong, trabajó como agente de seguridad en la casa de subastas Christie’s y fue detenido al tocar tierra en un aeropuerto de Nueva York en enero de 2018.

Su abogado mantiene que no compartió información clasificada con China y que él no es el responsable de la pérdida de la red de colaboradores con la CIA en ese país. A pesar de que la fiscalía no pedirá la perpetua, el juez ha advertido de que puede desoír al ministerio público y dictar la condena que crea conveniente.

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