Barack Obama, durante la Cumbre de Seguridad Nuclear celebrada en La Haya en 2014
Barack Obama, durante la Cumbre de Seguridad Nuclear celebrada en La Haya en 2014 - REUTERS

El terror de Daesh entra en la agenda de la cumbre nuclear

Bélgica, una de las inquietudes, tras los fallos de seguridad en los atentados de Bruselas

Obama preside la cuarta cita mundial por la seguridad atómica, con el boicot de Putin

CORRESPONSAL EN WASHINGTON Actualizado: Guardar
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Los yihadistas de Daesh se ha hecho un merecido y macabro hueco en la agenda de la Cumbre de Seguridad Nuclear. Por primera vez desde que el presidente Obama impulsara esta cita en 2010, también en Washington, en un decidido intento de reducir al mínimo los riesgos de que el material atómico repartido por el mundo caiga en manos de terroristas, la lucha contra el autodenominado Estado Islámico será abordada por los principales líderes mundiales. Sólo el presidente ruso Vladímir Putin ha decidido no estar presente en un encuentro que, repartido entre hoy y mañana, pondrá de manifiesto la creciente inquietud por los fallos de seguridad en Bélgica, donde los recientes ataques de Daesh causaron la muerte a 32 personas.

Los expertos recuerdan también estos días el sabotaje a una instalación nuclear de aquel país en 2014, así como el ingreso en la organización yihadista de trabajadores de otra planta belga a la que tenían acceso como empleados. Relacionado con los terroristas de la también llamada ISIS (en sus siglas en inglés), es creciente la inquietud ante su continua búsqueda material nuclear para fabricar bombas en Siria e Irak, países en los que está presente.

Además de las profundas diferencias entre Estados Unidos y Rusia, la ausencia de Putin viene marcada por el hecho de que su país alberga una de las mayores reservas de material nuclear civil, al no haber participado del compromiso de la docena de naciones que se han comprometido a asegurar o a liberarse de esos materiales, entre ellos, precisamente, Ucrania. En realidad, pese a los esfuerzos del presidente norteamericano, menos de la mitad de los países que acudieron a la anterior cumbre (La Haya, 2014), apenas un 15% de los 168 que integran la Agencia Internacional de la Energía Atómica, han asumido esas obligaciones.

2.000 toneladas de material para armas

El objetivo central del encuentro es el de garantizar que «las 2.000 toneladas de materiales utilizables para construir armas nucleares que están repartidos por el mundo, entre programas civiles y militares, no caigan en manos de organizaciones terroristas», aseguró ayer Ben Rhodes, asesor de Seguridad Nacional de la Administración Obama. Pese a la aplicación de casi dos centenares de compromisos llevados a cabo en las anteriores citas, según los cálculos de Rhodes, la realidad es que todavía hoy muchos países siguen desoyendo estas llamadas o construyendo nuevas instalaciones de almacenamiento. Y no sólo Rusia. Otra de las preocupaciones de Estados Unidos es Paquistán, tradicional aunque no siempre fiable aliado, poseedor de la bomba atómica y vivero de yihadistas, que no está dando los pasos deseados, según la actual Administración estadounidense.

La cuarta cumbre (también pasó por Seúl en 2012) será escenario del reencuentro entre Obama y el presidente chino, Xi Jinping, en cuya reunión bilateral abordarán la amenazante escalada nuclear de Corea del Norte. El inquilino de la Casa Blanca tratará el asunto también en un encuentro trilateral previo con la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-Hye, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe.

Otro de los grandes momentos reunirá a los líderes del llamado P5+1, el grupo de países que suscribió el acuerdo nuclear con Irán y que, con la ausencia de Rusia y la presencia de los expertos de la Agencia Atómica, volverá a comprobar el grado de cumplimiento de los compromisos por parte del régimen chií.

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