El primer ministro chino fija un crecimiento económico de entre el 6 y 6,5 por ciento

Li Keqiang inaugura la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular, que aprobará una subida del 7,5 por ciento del presupuesto militar

Li Keqiang inclinado durante la comparecencia Reuters
Pablo M. Díez

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En plenas negociaciones con Estados Unidos para alcanzar un acuerdo que ponga fin a la guerra comercial abierta el pasado verano, el primer ministro chino, Li Keqiang, se ha fijado que la economía crezca este año entre el 6 y el 6,5 por ciento. Así lo ha anunciado este martes ante los casi 3.000 diputados congregados en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín para la apertura de la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular, el Parlamento orgánico del autoritario régimen chino donde casi todos sus miembros pertenecen al Partido Comunista y votan lo que se les ordena.

«El país se enfrentará a una situación complicada este año y, mientras se toman las medidas para estabilizar la economía, China seguirá persiguiendo una apertura integral», prometió Li Keqiang en su discurso, emitido en directo por la televisión estatal. A tono con la ralentización de la economía china, Li lleva ya tres años augurando un crecimiento inferior al 7 por ciento, primero entre esa cifra y el 6,5 por ciento y ahora bajando incluso al 6 por ciento. Con un Producto Interior Bruto (PIB) de 90 billones de yuanes (11,6 billones de euros), la economía china creció el año pasado un 6,6 por ciento, una décima más de lo previsto por Li Keqiang pero su cifra más baja desde el estallido de la crisis global en 2008. Muy lejanos quedan ya aquellos tiempos en que su antecesor, Wen Jiabao, pronosticaba un crecimiento del 8 por ciento que siempre se quedaba corto, ya que el PIB subía por encima del 10 por ciento.

Aunque los expertos aseguraban entonces que la economía china debía crecer por encima del 7,5 por ciento para generar más de diez millones de empleos anuales, el primer ministro Li prometió once millones de nuevos puestos de trabajo para este año. Tode ello pese a que el incremento del PIB estará un punto por debajo de aquella cifra mágica. Otra indicación más de lo relativos que son los datos en China, que algunos analistas ponen en duda rebajando hasta la mitad los números oficiales.

Con un desempleo urbano en torno al 5,5 por ciento y rural del 4,5 por ciento, la inflación se situará alrededor del 3 por ciento, vaticinó el «premier». En la lectura ante los diputados del Informe sobre el Trabajo del Gobierno, el discurso más importante del calendario político chino, Li Keqiang destacó los éxitos alcanzados en «tres batallas duras»: los riesgos críticos para la economía, la reducción de la pobreza y la lucha contra la contaminación.

Para incentivar la economía, prometió recortar en 2 billones de yuanes (263.000 millones de euros) los impuestos a las empresas, así como rebajar las tasas al consumo y aumentar la inversión pública en infraestructuras. «Introduciremos beneficios generales y recortes estructurales de impuestos, sobre todo en el sector de las manufacturas y en los pequeños negocios», señaló Li. En concreto, el impuesto al valor añadido en las manufacturas y otras industrias pasará del 16 al 13 por ciento, mientras que el de los transportes y construcción se reducirá del 10 al 9 por ciento. «Dejaremos que las entidades del mercado, especialmente los pequeños negocios, sientan que se aligera el peso de sus cargas, cumpliendo nuestras promesas a las empresas y la sociedad», desgranó su agenda reformista en pos de una mayor liberalización de la economía china.

Con un objetivo de déficit fiscal de 2,76 billones de yuanes (363.000 millones de euros), que suponen el 2,8 por ciento del PIB, los gastos del régimen ascenderán a 23 billones de yuanes (3 billones de euros), un 6,5 por ciento más que el año pasado. Aunque Li Keqiang destacó las partidas en educación, sanidad y reducción de la pobreza y contaminación, la cifra que cada año es escrutada con lupa es la del presupuesto militar. Al menos oficialmente, pues otros países sospechan que es mucho mayor, este año ascenderá a 1,19 billones de yuanes (156.000 millones de euros), un 7,5 por ciento más que el año pasado, pero por debajo del incremento del 8,1 por ciento que vivió en 2018.

«Los objetivos son ambiciosos pero realistas», valoró Li Keqiang, quien prometió «promover el desarrollo de alta calidad con el objetivo de completar la construcción de una sociedad moderadamente próspera en todos los sentidos».

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