Mánchester ha celebrado este fin de semana la Great Manchester Run
Mánchester ha celebrado este fin de semana la Great Manchester Run - AFP

La Policía británica no ha desarticulado la red de Abedi

Este domingo se efectuaron dos nuevas redadas en Mánchester; una, con explosiones y disparos

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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El Gobierno de May redujo el sábado la alerta antiterrorista de «crítica» (atentado inminente) a «severa» (ataque altamente probable). Una noticia que tranquilizó a los británicos en pleno fin de semana de puente, pues hoy es festivo, y que atendía a que parte de la célula del terrorista suicida Salman Abedi había sido desarticulada, según la policía. Sin embargo la ministra del Interior, Amber Rudd, reconoció ayer que yihadistas que le dieron apoyo continúan libres y con ellos la posibilidad de que ahí fuera haya más bombas.

La policía continúa trabajando frenéticamente para evitar otro atentado. Ayer se registraron dos nuevas redadas en Mánchester. Un hombre de 25 años fue detenido en el barrio próximo al estadio de Old Trafford, la sede del Manchester United, en el sureste de la ciudad.

También hubo una tensa intervención policial a la una de la tarde en el barrio de Moss Side, al sur del centro, donde la policía recurrió a una explosión controlada para acceder a una vivienda y se escucharon disparos.

La zona fue acordonada y agentes armados redujeron a un joven en el suelo antes de llevárselo en un furgón de seguridad. Algunos vecinos señalaron que la familia que vivía en la casa donde irrumpieron los policías es libia, como el autor del atentado y sus dos hermanos, también detenidos, el mayor en Mánchester y el menor en Trípoli, donde reside.

Desafiar el miedo

La ministra del Interior, Amber Rudd, entrevistada en la BBC, fue incapaz de concretar una cifra aproximada sobre cuántos de los musulmanes británicos que en su día viajaron a Siria e Irak para combatir con el Daesh han retornado. Pero reconoció que han comenzado a aplicarse por vez primera medidas de excepción para impedir el acceso al país de ciudadanos británicos sospechosos.

El atentado de hace siete días en el Manchester Arena tras un concierto de la cantante Ariana Grande causó 22 muertes y en los hospitales de la ciudad continúan ingresados 54 heridos, 19 en estado crítico.

Los vecinos de Mánchester, una ciudad que siempre se ha distinguido por su carácter peleón, se esfuerzan en demostrar que el atentado no los ha amilanado. El sábado a la noche 50.000 personas acudieron al estadio de críquet de Old Trafford para una actuación de los Courteeners, una banda local, nacida en 2006 en el vecino Middleton. El concierto duplicó en asistencia al de Ariana Grande, que había reunido a 21.000 personas.

Ayer por la mañana, 40.000 personas, desde atletas de élite hasta aficionados y niños, participaron en la Great Manchester Run, una carrera popular de solera. Corrieron con buen ánimo por las calles del centro entre enormes medidas de seguridad. Entre los atletas figuraba Bryan Robson, en su día capitán del Manchester United, que celebró en meta el espíritu local: «Aquí se ha vuelto a ver lo que es Mánchester».

La jornada dominical registró una noticia violenta en Irlanda del Norte. Un hombre recibió cuatro tiros en Bangor, al salir de su coche en el aparcamiento al aire libre de un supermercado, bastante concurrido en aquel momento. Los servicios de emergencia lograron en un primer momento trasladarlo al hospital vivo, pero murió poco después. En el interior del vehículo había niños, que vieron el tiroteo. El incidente se relaciona con la resaca violenta del larguísimo conflicto entre unionistas y republicanos.

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