Pedro Rodríguez - DE LEJOS

Guerra viral y cultural

La pandemia en EE.UU. se complica con el aborto, las armas y la religión

Protesta para reclamar la apertura de California, este miércoles AFP

Pedro Rodríguez

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Desde los años sesenta, tras agotarse los grandes consensos de paz y prosperidad forjados tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos viene sufriendo un conflicto interno sin tregua. Se trata de la llamada guerra cultural, librada en torno a valores y que polariza a los americanos más vociferantes. Este campo de batalla, no siempre metafórico, se encuentra plagado de cuestiones que fomentan la polarización más tóxica posible. Con trincheras culturales que se construyen a partir dilemas imposibles, usualmente de vida o muerte.

La extrema beligerancia política que genera la guerra cultural de Estados Unidos está basada en debates binarios, planteados en blanco o negro. Con el agravante de que todos estos frentes de fricción se encuentran formulados de la peor manera posible ya que, precisamente por su definición en términos absolutos, impiden la posibilidad de llegar a básicos consensos sociales.

El aprovechamiento en términos electoralistas de la guerra cultural americana no es exactamente un fenómeno nuevo en la política de Estados Unidos. Con todo, Donald Trump, desde su campaña presidencial en 2016, ha demostrado una muy rentable habilidad para explotar a su favor esta brecha cultural alternando engaños descarados e insidias. Incluso en tiempos de pandemia, lo que debería requerir un alarde de unidad nacional, el pulso muy interesado en torno a la extensión del confinamiento para hacer frente al Covid-19 ha terminado por formar parte de la guerra cultural americana.

Desde el comienzo de esta terrible crisis, la Casa Blanca no ha tenido pudor alguno a la hora de complicar todavía más la situación de un país a las puertas de acumular 40.000 víctimas mortales. Siempre en búsqueda de un evidente rédito de cara a los comicios del 3 de noviembre. Trump sabe perfectamente lo que hace cuando mezcla el coronavirus con cuestiones como el aborto; el derecho a tener armas; la sagrada libertad religiosa de Estados Unidos; inmigración y xenofobia; las limitaciones a la participación política; o el histórico pulso entre lo público y lo privado.

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