París. Enero de 1910. Pasarela instalada para facilitar el acceso al «Palais Bourbon» por el patio de la calle de Borgoña debido a la crecida del Sena
 París. Enero de 1910. Pasarela instalada para facilitar el acceso al «Palais Bourbon» por el patio de la calle de Borgoña debido a la crecida del Sena - ABC

El Palais Bourbon, trescientos años del edificio que sufrió el primer atentado terrorista «moderno»

Sede de la Asamblea Nacional francesa desde 1832, la mítica construcción fue objeto de codicia de anarquistas y de los nazis durante la ocupación alemana

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En Francia, durante los dos últimos siglos, se hundieron sucesivos regímenes políticos, cambiaron las constituciones, desaparecieron sin dejar rastro muchas familias políticas, se hundieron y nacieron viejos y nuevos partidos… El Palais Bourbon permanece intacto, sede, siempre, de la Asamblea Nacional, donde trabajan los diputados de la más variopinta procedencia.

En su origen último, el Palais Bourbon fue construido por Louise Françoise de Bourbon, hija natural “legitimada” de Luis XIV y Madame de Montespan, una de las amantes más influyentes del Rey Sol, el más influyente, con mucho, de todos los monarcas de la historia de Francia.

Los revolucionarios de 1789 / 93 incautaron la antigua propiedad nobiliaria que se convirtió, desde entonces, en sede de sucesivas asambleas políticas, para pasar a ser propiedad del Estado en 1827.

Desde entonces, salvados los «intervalos» de la Comuna de París (1871) -cuando el poder político tuvo que «exilarse» temporalmente a Versalles-, y la ocupación alemana (1940 - 45) -cuando la Wehrmacht (fuerzas armadas alemanas) se instaló en todos los palacios de la República-, el Palacio Bourbon ha sido ininterrumpidamente la «sede» de la primera cámara del poder parlamentario, la Asamblea nacional.

Edificio olímpico, frente a la Plaza de la Concordia (antigua Plaza de la Revolución, donde estuvo instalada la guillotina durante el Terror revolucionario de 1793), la sede de la Asamblea nacional ha sido el escenario de sucesos históricos de muy diversa naturaleza.

Hubo otros atentados terroristas, sin duda, pero el atentado del 9 de diciembre de 1893, en el hemiciclo del Palacio Bourbon pudiera ser el primer atentado terrorista «moderno»: un anarquista, Auguste Vaillant, consiguió «colarse» y tirar una bomba entre los diputados… con un balance «modesto»: ningún muerto y «solo» 50 heridos. Vaillant fue detenido, juzgado y ejecutado expeditivamente. Pero el suyo fue el primero de una legendaria ola de atentados terroristas, reprimidos «manu militari». Quizá fue el primer antecedente de las olas de atentados sufridas por Francia entre enero 2015 y junio 2016.

Cuando las tropas de ocupación nazis llegaron a París, el verano de 1940, una de las primeras órdenes del gobernador militar alemán fue instalar en el frontispicio del edificio de la Asamblea Nacional una gran banda blanca con esta inscripción: «Deutschland siegt an allen Fronten», «Alemania vence en todos los frentes». Humillación atroz.

Pocos años más tarde (1947), los militares, armados, (de un ejército nacional, en esta ocasión) volvieron a entrar en el edificio del Palacio Bourgon, cuando el diputado comunista Raoul Calas lanzó desde el hemiciclo parlamentario un llamamiento a la «insurrección nacional». La Guardia Nacional expulsó expeditivamente a Calas y otros diputados comunistas del hemiciclo parlamentario.

Desde entonces, Francia conoció el fin de una República (la IV) y la fundación de la V República, ha sido el escenario de un cambio de Constitución y de numerosos cambios de la actual Ley fundamental, y ha conocido numerosos debates más o menos tormentosos.

La transición de la IV a la V República dio motivo a incontables espectáculos más o menos esperpénticos. La guerra de la liberación de Argelia tuvo muchos flecos dramáticos. Durante las jornadas de mayo de 1968, el poder poder parlamentario, como el resto del «aparato» del Estado, quedaron en suspenso. La primera elección de un presidente socialista en la historia del régimen (1981), François Mitterrand, propició grandes discursos líricos y apocalípticos. Pero nunca volvió a correr la «sangre» verbal por el benemérito cauce tranquilo de la Asamblea Nacional.

Tras las elecciones presidenciales de la próxima primavera, los franceses volverán a votar, el próximo mes de junio, para elegir a los diputados que deberán instalarse en el Palais Burbon el verano que viene. Quizá se producirá entonces un nuevo «sobresalto» político: el Frente Nacional (FN, extrema derecha) de Marine Le Pen pudiera instalarse en la futura Asamblea Nacional con un sólido grupo parlamentario. Quizá sea, en su momento, un vuelco político de primera magnitud. Veremos.

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