La odisea del Sea Watch divide a la derecha y a la izquierda

Acabó de la peor manera posible, con cierta violencia, la odisea de la Sea Watch. Durante el arresto, en el puerto de Lampedusa se escucharon contra la capitana alemana obscenos e irreproducibles insultos, algunos sexistas, de algunos simpatizantes con la política de Salvini. Estas frases fueron algunas frases: « Gitana, márchate, debes ir a la cárcel », «esperemos que te violen». Pero Carola Rackete recibió también la solidaridad de diputados de izquierda que horas antes habían subido a bordo a comprobar la situación de los inmigrantes. La realidad es que ante Lampedusa, con la acción de la capitana Carola Rackete, se ha consumado un profundo desgarro y división entre derecha e izquierda, apareciendo fracturas incluso dentro de esos campos políticos, a propósito de legalidad y ayuda humanitaria. Seguramente porque hoy la legalidad es un concepto que cada uno invoca según sus intereses, haciéndolo una veces elástico y otras veces inflexible.

En la derecha, Salvini ha proclamado « misión cumplida » y tendrá renta electoral, pero ha sido incluso superado o puenteado en su extremismo por Giorgia Meloni, líder del partido Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), que cuenta con un 6-7 % de votos. La Meloni, para hacerse visible, pidió que se hundiera la Sea Watch, obviamente sin inmigrantes y sin tripulación.

En la izquierda, diversos líderes han mostrado su total solidaridad hacia la capitana alemana. El diputado comunista Nicola Frantoiani ha escrito: « Gracias Carola . Esta situación se podía haber resuelto de inmediato y de forma sencilla: dando un puerto seguro y seguramente dando las gracias a quien salva vidas». Igualmente, algunos medios de izquierda se inclinaron a favor de Carola Rackete: «Forza capitana», llegó a titular «La Repubblica», periódico de izquierdas. Pero ha habido también medios de la izquierda, que consideran que no se puede justificar la ilegalidad cometida por Rackete. Así, el diario «Il Fatto», de izquierdas, ha atacado a los diputados que subieron a bordo de la nave para solidarizarse con la capitana, y su director ha escrito: «La nave de Carola ha violando una serie innumerable de normas italianas e internacional, lo que no habría sido consentido por ningún Estado de derecho del mundo libre».