El líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon
El líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon - AFP

Mélenchon y Marine Le Pen aspiran a liderar la oposición

La holgada victoria del presidente quedó empañada por una asbtención histórica, superior al 50%

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Sin conseguir los resultados esperados, se confirma la instalación del Frente Nacional (FN, extrema derecha populista) y Francia Insumisa (FI, extrema izquierda populista) en el paisaje político francés, amenazando las posiciones de la derecha tradicional yrelegando a la izquierda tradicional a posiciones minoritarias.

Al margen de la importancia, grande o pequeña, que pueda tener el grupo parlamentario del FN en la Asamblea Nacional, la extrema derecha de Marine Le Pen confirma su implantación nacional, consolida sus posiciones y consigue nuevas vías de financiación.

Los Republicanos (LR, derecha tradicional) se confirma como primera fuerza de oposición, pero se encuentra cogida en una peligrosa «pinza»: los electores de centro derecha sienten la tentación de votar La República En Marcha (LREM, reformista), el partido de Macron, y los electores de derecha nacionalista sienten la tentación de votar al FN de Le Pen.

Víctima de su crecimiento, el FN oscila entre dos líneas paralelas: la línea populista anti europea y anti euro (encarnada por Florian Philippot, el primer dirigente homosexual de la extrema derecha francesa), y la línea tradicional, populista, más «centrada» en temas anti inmigrantes próximos a la xenofobia. Marine Le Pen articula la «cohabitación» entre esas dos líneas.

Contando con un grupo parlamentario propio, modesto pero «gritón», Le Pen espera «robar» a la derecha tradicional la posición estratégica de primera fuerza de oposición.

Jean-Luc Mélenchon ha conseguido que FI se convierta en el primer partido de las izquierdas francesas, relegando al PS y el PCF a la condición de partidos minoritarios, una «revolución» de imprevisible alcance.

FI solo puede aspirar a tener un grupo parlamentario minoritario. Pero puede aspirar a convertirse en «altavoz» de la «resistencia popular» contra los proyectos de reforma de Macron. Se trata de la previsible batalla del próximo semestre, cuando comiencen a adoptar las primeras reformas anunciadas, comenzando por la del mercado del trabajo.

Objetivos comunes

Ni el FN ni FI tendrán una fuerza parlamentaria significativa. Por el contrario, los populismos se proponen liderar la oposición «callejera», aspirando a convertirse en «altavoces» de todas las resistencias nacionales contra Europa y la mundialización.

Extrema derecha y extrema izquierda tienen varios objetivos comunes: denunciar la «tiranía financiera internacional» y los «estragos de la mundialización capitalista», oponerse a las políticas y tratados europeos de convergencia económica. Le Pen y Mélenchon coinciden en que LREM, LR y el PS son «lo mismo», distintos rostros de la misma «derecha anti nacional, cosmopolita y pro europea».

El modelo electoral francés ha impedido durante décadas que la extrema derecha tuviese una fuerza significativa. Ese modelo ha vuelto a recortar la fuerza parlamentaria de los populismos. El declive del PS y el PCF, abre una «vía real» a la extrema izquierda. La extrema derecha tendrá que «recentrar» su línea para crecer.

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