Irak anuncia la detención del antiguo 'ministro de Finanzas' de Daesh

Golpe al Estado Islámico en un Irak que asiste a una nueva victoria de Al Sader en las urnas

EP

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El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reapareció en Irak en el día marcado para ofrecer el resultado de las elecciones. Esta vez no reapareció con un atentado, sino con la detención de su responsable de finanzas, Sami Jasim Muhamad al Yaburi , detenido por los servicios de inteligencia de Irak en Turquía. Su nombre compartió protagonismo en los medios locales con la publicación de los primeros resultados electorales de unos comicios con una participación oficial del 41 por ciento, la más baja desde la caída de Sadam Husein en 2003, en los que Muqtada Al Sadr se perfila de nuevo como vencedor y así lo celebraron sus seguidores en la plaza Tahrir de Bagdad por segunda noche consecutiva.

La Comisión Electoral hizo públicos los resultados preliminare, pero lamentó no poder dar los definitivos debido a «problemas técnicos». Según estos primeros datos, el movimiento del clérigo chií Muqtada Al Sadr vuelve a ser la fuerza más votada y se produce un retorno a la primera línea del panorama político del ex primer ministro Nuri Al Maliki . Los grandes damnificados son los brazos políticos de las milicias chiíes de la Unidades de Movilización Popular, que se presentaron bajo la coalición Al Fateh y pierden presencia respecto a sus resultados en 2018. En el campo suní, Taqqadum es la opción más votada en las provincias donde esta secta del Islam es mayoritaria en Irak y Mohamed Al Bousi se erige en la gran figura política del momento para los suníes.

Los soldados de Al Sader

En la Ciudad del Sader, el popular barrio del Este de Bagdad donde se encuentra el cuartel general del movimiento de Al Sader, se respiraba la emoción por repetir victoria. «Salimos a celebrar el éxito del movimiento el mismo domingo por la noche porque estábamos seguros de ser la primera fuerza, no hacía falta esperar a los resultados», asegura Haji Ayad, uno de los representantes de la oficina que el movimiento tiene en el centro de Ciudad Sader y la única persona con mascarilla en muchos kilómetros a la redonda.

La figura del joven Muqtada es omnipresente y comparte protagonismo con su padre, el Gran Ayatolá Mohamed Sadeq Al Sader, y su tío, Mohamed Baqer Al Sader, ambos ejecutados por Sadam Husein. Forman una dinastía venerada y respetada por los chiíes de Irak y por eso «nuestros seguidores votan como soldados de un ejército, no nos afecta la abstención porque todos somos soldados de Al Sader. El apoyo social a otros partidos, sin embargo, ha quedado en entredicho», apunta este responsable saderista en alusión a la coalición Al Fateh.

Los chiíes están divididos en esta ocasión por culpa de Irán. El movimiento de Al Sader es de marcado sentimiento nacionalista y exige a Teherán que frene su injerencia. Al Fateh es una coalición con conexión directa con Teherán y consideran a la república islámica un aliado indispensable para la seguridad del país.

Los iraníes no pasaron por alto el momento clave que atraviesa el país vecino y enviaron al comandante de la Fuerza Quds, brazo de operaciones en el exterior de la Guardia Revolucionaria, a Bagdad. Ismail Qaani, sucesor de Qassem Suleimani , asesinado en un ataque de dron ordenado por Donald Trump en Bagdad en enero de 2020, aterrizó «por sorpresa» para «coordinar posiciones sobre las futuras alianzas post electorales», según la agencia local Shafaq. El salto de las milicias leales a Teherán a la política ha sido un fracaso y la gente no les ha votado como esperaban.

Golpe al Estado Islámico

Después de la guerra con Estados Unidos, el conflicto sectario y la irrupción del califato, en Irak se respira una seguridad sin precedentes en los últimos 18 años. El primer ministro, Mostafa al Kazemi, esperó a que pasara la cita electoral para informar de la captura de Sami Jasim Muhamad al Yaburi, líder de finanzas del EI y hombre muy cercano al antiguo califa Abu Baker Al Bagdadi. «Mientras los héroes de las fuerzas de seguridad estaban centrados en la seguridad de las elecciones, los servicios de Inteligencia llevaban a cabo una compleja operación externa para capturar a Sami Jasim».

El Departamento de Estado estadounidense ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares (unos 4,3 millones de euros al cambio) por Al Yaburi, cuyos nombres de guerra eram 'Abú Asia' y 'Abú Abdulqadir al Zubaidi'. El Gobierno de Ankara no realizó declaración alguna tras conocerse esta detención en su territorio.

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