El gran giro de Boris Johnson ante la amenaza del coronavirus

Ayer por primera vez el número de personas fallecidas en 24 horas en Reino Unido (786) superó al de España (743) y el primer ministro se encuentra ingresado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de Londres desde el lunes

Boris Johnson está ingresado en la UCI por coronavirus EFE

Ivannia Salazar

El 17 de marzo fue el día en el que el gobierno de Boris Johns on cambió radicalmente la estrategia de Reino Unido para combatir la pandemia del coronavirus, llamando a la población a pasar de las tres únicas medidas que estaba vigentes en aquel momento -lavarse las manos, quedarse en casa siete días si se tenían síntomas de la enfermedad y que los mayores de 70 años no se fueran de crucero- a evitar el contacto social y teletrabajar.

Han pasado apenas tres semanas desde entonces, pero mucho ha cambiado en la nación. Ayer por primera vez el número de personas fallecidas en 24 horas en Reino Unido (786) superó al de España (743) y el primer ministro se encuentra ingresado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de Londres desde el lunes. En aquel martes de marzo que parece muy lejano aunque no haya pasado ni un mes, el país tenía algo más de 1.300 casos confirmados y 35 muertos. Hoy las cifras son muy distintas: 6.169 personas fallecidas y 55.242 infectadas.

«Tomar las medidas correctas en el momento correcto para minimizar el sufrimiento», fueron las palabras con las que el jefe de estado empezó la rueda de prensa en la que hizo evidente su cambio de estrategia. Para entonces, la comunidad científica estaba dividida e incluso la OMS había criticado la forma de abordar la crisis. Sir Patrick Vallance, asesor científico jefe del gobierno, sugirió que parte de la estrategia de las autoridades era gestionar el contagio de la infección para hacer inmune a la población, lo que se conoce como «inmunidad del rebaño». El departamento de Salud británico señaló posteriormente que los comentarios de Vallance habían sido «malinterpretados».

Para entonces, en España ya se había decretado el estado de alarma, toda Italia estaba en cuarentena y otros países estaban cerrando fronteras. En una carta abierta, un grupo de 229 científicos de universidades británicas señalaron que «la estrategia actual» del gobierno de Johnson pondrá al servicio de salud británico bajo una presión adicional y « pone en peligro más vidas de lo necesario »; y un devastador informe del Imperial College of London que preveía la muerte de medio millón de personas en Reino Unido si no se ponían en marcha acciones más estrictas provocó por fin el cierre definitivo de colegios, tiendas, teatros y restaurantes, pero ya era tarde.

Cuando aún estaba todo abierto, Johnson hizo énfasis en algunos puntos : la necesidad de evitar cualquier contacto social «no esencial» y el llamado a trabajar desde casa a todas las personas que pudieran permitírselo y, por supuesto, evitar los sitios públicos como bares, restaurantes o teatros. «Deberíais evitar pubs, clubs, teatros y otros lugares de ocio», dijo y explicó que el contacto con otras personas debía ser evitado especialmente «por los mayores de 70 años, las mujeres embarazadas y las personas con problemas de salud subyacentes». Advirtió a este último grupo de personas que evitaran todo contacto social durante al menos doce semanas.

El coronavirus se estaba propagando más rápido en Londres que en otras partes de Reino Unido, así que hizo un llamado a los residentes en la capital británica para extremar las medidas de prevención. Y la capital es ahora el epicentro británico del brote.

El «premier» no reconoció que sus medidas anteriores fueran insuficientes, sino que defendió que era ese el momento apropiado para poner otras en marcha y que era necesario «ir más allá» ya que Reino Unido «se está aproximando» al momento de crecimiento rápido de la curva. «Parece que ahora nos estamos acercando a la parte de rápido crecimiento de la curva y si no tomamos drásticas acciones podría duplicarse la cifra cada 5 o 6 días», aseguró. Y se duplicó. Pero el pico aún no ha llegado y pese a los múltiples cálculos que los expertos están haciendo, lo cierto es que no se sabe cuándo ocurrirá.

Vallance se defendió de las críticas aclarando que el Gobierno estaba implementando medidas que ya tenía previstas, y que «lo está haciendo pronto en comparación con otros países», aunque, eso sí, «no son fáciles». Pero podían haber llegado antes , porque ahora es el propio Johnson quien sufre en carne propia el resultado de sus tardías decisiones.

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