La primera británica Theresa May
La primera británica Theresa May - EFE

May se ve forzada a pedir a sus ministros que cesen de atacarse

Las filtraciones a la prensa del ala brexitera abren una crisis en el Gobierno

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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Como en un colegio. En el consejo de ministros de ayer, la debilitada primera ministra del Reino Unido se vio forzada a demandar a los miembros de su gabinete que guarden silencio sobre lo que allí se habla. Su demanda llega después de tres días de filtraciones a la prensa contra el ministro de Economía, Philip Hammond, que defiende un Brexit moderado. Aunque ellos los niegan, los ataques se atribuyen a los ministros más pro Brexit del gabinete, Boris Johnson y Michael Gove, que fueron los líderes de la triunfal campaña del Leave, y David Davis, el jefe negociador británico para la salida de la UE. Johnson y Davis albergan además aspiraciones de relevar a la cuestionada May.

A diferencia de lo que sucede a veces en la política española, en la británica se digieren mal los reveses electorales y suelen costarle el puesto al candidato.

Desde que perdió la mayoría absoluta, el deporte nacional de los politólogos británicos es calcular la fecha de caducidad de May. El lunes, la primera ministra se reunión en tono distendido con los diputados conservadores en una terraza del Parlamento con vistas al Támesis y les dijo: «La elección está entre yo o Jeremy Corbyn, y nadie quiere eso». También demandó que cesen «las murmuraciones y críticas» entre miembros del Ejecutivo.

La situación es insólita: un jefe de Gobierno pidiendo en público a sus ministros que se porten bien. Los analistas más lanzados ven a May fuera en el congreso tory del próximo octubre. Es harto dudoso, porque ha recibido el respaldo expreso del Comité 1922, el órgano que dirige la vida interna del partido y sus procesos sucesorios. Charles Walker, el vicepresidente del influyente organismo, incluso ha animado a May a cortar cabezas: «Si la primera ministra tiene que cesar a ministros porque no se centran en su trabajo y están enfocados en sus ambiciones personales tendrá el apoyo del Comité 1922».

Un indicador más de la flojera de May es que días atrás ha recibido la visita en el Número 10 en calidad de asesor del mismísimo David Cameron, al que maltrató tras relevarlo cesando a los ministros más próximos a él y desmarcándose expresamente de sus políticas liberales.

Los dos hombres que aspiran a dormir pronto en el Número 10 son Boris Johnson, el folclórico ministro de Exteriores, y el veterano David Davis, de 68 años, ministro para la Salida de la UE. Hay algo que los une: su fama de vagos y desorganizados. Esta misma semana, Davis se presentó a las negociaciones del Brexit en Bruselas sin un solo papel en la mano y los equipos comunitarios creen que improvisa y carece de estrategia.

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