Ola de dimisiones de congresistas, denunciados por acoso a mujeres

Las acusaciones han forzado la marcha de un senador y dos representantes en sólo una semana

Las renuncias contrastan con el apoyo de Trump a Roy Moore, candidato al Senado por Alabama, señalado por una docena de mujeres

El congresista respublicano Trent Franks YOUTUBE
Manuel Erice Oronoz

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La serie de denuncias públicas por acoso sexual que abrió el caso del superproductor Harvey Weinstein , un auténtico terremoto para el liberal Hollywood, ha irrumpido en la política estadounidense con un efecto más devastador que el de las acusaciones de corrupción. La continua publicación de testimonios de mujeres, que relatan supuestos abusos a manos de representantes públicos, ha sacudido el Congreso hasta acaparar el debate parlamentario. La última renuncia, del senador demócrata por Minnesota Al Franken , culmina una polémica semana en la que la presión de las mujeres congresistas comienza a causar efectos demoledores. Poco antes, otros dos representantes, el republicano Trent Franks (Arizona) y el demócrata John Conyers (Michigan), habían hecho pública su marcha.

La paradoja que ofrece el paisaje político en este inédito mandato es que mientras unos representantes públicos se ven forzados tomar la puerta de salida, el más importante de todos ellos, a la sazón presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acumula las acusaciones de diecinueve mujeres . Una serie de denunciantes que empezó a salir a la palestra durante la campaña electoral y que, desde entonces, no se ha detenido. Después de que las urnas avalaran su conducta con una victoria en las urnas, nadie espera que Trump vaya a renunciar ahora. Ni siquiera ha sido casus belli para los oponentes demócratas, para quienes el pasado tórrido de Bill Clinton, incluso dentro de la Casa Blanca, supone un excesivo lastre .

Pero el reciente respaldo a Roy Moore, el candidato al Senado por Alabama, acusado de acoso a una docena de mujeres cuando eran menores, constituye la enésima provocación del presidente outsider. Hasta el punto de la dialéctica antipolítica-establishment, tan determinante en la última elección presidencial, parece trasladarse ahora al debate sobre el acoso sexual. Como si la corrección política, y no las consideraciones éticas, fuese la única vara de medir, al igual que hizo Trump, el ultraconservador Moore se lanza a la elección reduciendo las acusaciones a una campaña de los medios y de todo el establishment para dejarle fuera de la carrera en beneficio de su rival demócrata.

Una paradoja que hizo notar Franken en su forzado adiós a ocho años en la cámara alta: «Hay mucha ironía entre mi renuncia y el hecho de que una persona que alardea de sus asaltos sexuales se siente en el Despacho Oval». El senador demócrata, más conocido por su pasado como showman televisivo, se ha visto obligado a renunciar por los testimonios acusadores de dos mujeres , reforzados por fotografías que han recorrido las redes sociales. En una de ellas, Franken bromeaba poniendo sus dos manos en los pechos de una de sus compañeras de espectáculo, mientras ésta dormía. La otra acusación procede de una excompañera de trabajo, actualmente conocida locutora de radio, quien, según su versión, fue besada repetidas veces por el ahora senador sin su consentimiento. Pese a las peticiones de perdón de Franken, ha sido la presión de un grupo de ocho senadoras demócratas la que le obligó a abandonar la política.

La última ola de renuncias la estrenó hace unos días el más veterano de los miembros de la Cámara de Representantes. Después de los testimonios de varias mujeres, que señalaban a John Conyers por diferentes episodios de acoso sexual, el congresista por Michigan anunció su renuncia en beneficio de su hijo, hasta que tenga lugar la elección en el distrito. Más tarde, sería su compañero Trent Franks el protagonista el adiós. El caso del republicano responde a las denuncias de dos mujeres de su equipo, que declararon haber recibido la propuesta de convertirse en «madre de alquiler», dado que su esposa es estéril. El Comité de Ética del Congreso abrió una investigación que apunta a acoso sexual, pero también a las represalias que, según las mujeres, habría tomado contra ellas por su negativa.

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