China intenta frenar la tensión nuclear en Corea del Norte

El responsable de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, se reúne con su homólogo chino, Wang Yi, quien le pide que mantenga la «cabeza fría» tras amenazar con atacar a Pyongyang

Corresponsal en Pekín Actualizado: Guardar
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Un día después de que el máximo responsable de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, amenazara con atacar a Corea del Norte si siguen sus amenazas, China intenta frenar esta nueva escalada de la tensión. Así se lo recomendó este sábado a Tillerson el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, con quien se reunió en Pekín dentro de su gira por Asia, que le ha llevado antes a Japón y Corea del Sur.

«Esperamos que todas las partes, incluyendo a nuestros amigos de Estados Unidos, puedan calibrar la situación con la cabeza fría y llegar a una decisión inteligente», confió Wang Yi en una comparecencia conjunta con Tillerson. Para este, la situación en la Península de Corea ha llegado a «un nivel bastante peligroso» debido a las constantes provocaciones del régimen estalinista de Pyongyang, que ha llevado a cabo cinco ensayos atómicos desde 2006 (dos el año pasado) y se ha propuesto desarrollar un misil intercontinental capaz de golpear EE.UU.

con una cabeza nuclear.

Aunque los expertos dudan de la capacidad de Corea del Norte para conseguir este arma, su programa atómico y de misiles ha avanzado considerablemente durante los últimos años pese a las sanciones impuestas por la ONU. Con enfoques muy distintos para abordar el problema norcoreano, Washington y Pekín solo coinciden en que «la tensión es demasiado alta en estos momentos», reconoció Tillerson.

Dejando a un lado sus diferencias, ambas partes se han comprometido a seguir trabajando en busca de una solución, según informa la agencia surcoreana de noticias Yonhap. « Para resolver la cuestión de Corea del Norte, hace falta buscar tanto sanciones severas como diálogo», propuso el titular de Exteriores chino. En el pasado, su Gobierno ha organizado las conversaciones a seis bandas de Pekín, que incluían a las dos Coreas, EE.UU., Rusia, Japón y la propia China. Dichas negociaciones dieron lugar a un acuerdo en 2006, por el que Corea del Norte se comprometió a abandonar su programa nuclear a cambio de garantías políticas para el régimen, petróleo y ayuda humanitaria. Pero el trato saltó por los aires dos años después, cuando EE.UU. comprobó que no había manera de verificar el desarme nuclear norcoreano.

China, el único aliado que le queda al joven dictador Kim Jong-un, intenta mediar de nuevo en el conflicto y ha propuesto que Pyongyang cancele sus ensayos nucleares y de misiles si Washington y Seúl renuncian a sus maniobras conjuntas anuales, como las que se llevan a cabo ahora. Una propuesta que ya ha sido rechazada por la nueva Administración del presidente Trump, quien el viernes acusó a Corea del Norte en Twitter de «comportarse muy mal jugando» con EE.UU. durante todos estos años.

Además de preocuparse por la estabilidad en el nordeste de Asia, a Pekín le inquieta especialmente el escudo antimisiles que el Pentágono está desplegando en Corea del Sur, conocido por sus siglas en inglés como THAAD. En teoría, dicho escudo debería servir como protección frente a las amenazas de Kim Jong-un, pero China cree que su sistema de radares puede espiar su territorio y mermar su capacidad militar.

Mañana, Tillerson concluye su gira por Asia reuniéndose con el presidente Xi Jinping, con quien la Casa Blanca también mantiene diferencias por las disputas territoriales en el Mar del Sur de China.

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