China impone aranceles a la cebada de Australia como nuevo castigo por intentar investigar el virus

Estas medidas comerciales de Pekín han sido interpretadas como una represalia después de que el embajador en Camberra, Cheng Jingye, sugiriera un boicot comercial

Producción de cebada en Australia REUTERS
Ivannia Salazar

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Australia pidió el pasado abril una investigación internacional sobre el origen del coronavirus que tiene a medio planeta contra las cuerdas desde hace meses, petición que ha sido apoyada por más de un centenar de países pero que no ha caído en saco roto para China, que desde entonces ha ido imponiendo aranceles o directamente bloqueado productos de ese país. El último ha sido la cebada, a cuya importación China ha impuesto un arancel del 80% durante los próximos cinco años y que según el ministro australiano de Comercio, Simon Birmingham, ha provocado una gran decepción en el país. «Australia está profundamente decepcionada con la decisión de China de imponer aranceles a la cebada australiana y rechazamos la base de esta decisión» indicó en un comunicado, y añadió que se reservan el derecho de apelar ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). La cebada es una de las tres principales exportaciones agrícolas de Australia.

El Ministerio de Comercio de China justificó su decisión a través de un comunicado diciendo que «la autoridad investigadora dictaminó que hubo ''dumping'' de cebada importada de Australia y que la industria nacional sufrió daños sustanciales ». No obstante, la coincidencia de las medidas con la petición de Australia de una investigación han hecho aumentar las sospechas de un castigo político. De hecho, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, condenó la politización de la pandemia y a finales de abril el embajador chino en Australia, Cheng Jingye, amenazó con boicotear el vino. «La sociedad china está frustrada y decepcionada por lo que está haciendo Australia», dijo entonces, y agregó que «si esto empeora, la gente va a plantearse si vale la pena (consumir productos de) un país que no es tan amigable con China como parece». Australia reaccionó entonces diciendo, en boca de su ministra de Exteriores, Marise Payne, que la emergencia que vive ahora mismo el planeta requiere de cooperación y no de amenazas.

La rechaza a las supuestas coacciones aumentó la tensión entre ambas naciones, y la semana pasada China suspendió las importaciones de carne de cuatro empresas australianas debido a su «violación de normas de inspección y de cuarentena», según explicó el ministerio de Exteriores, cuyo portavoz, Zhao Lijian, negó que la decisión estuviera relacionada con la disputa bilateral, pero la decisión sobre la cebada, comunicada ayer mientras 110 países, entre ellos los miembros de la Unión Europea, Canadá, Australia, Japón y Rusia, entre otros, apoyaban una investigación durante la Asamblea Mundial de la Salud, máximo órgano de decisión de la Organización Mundial de la Salud, volvió a levantar las sospechas. En un intento por rebajar la tensión, el ministro de Agricultura, David Littleproud, aseguró que Australia no tomará represalias contra China por los nuevos aranceles.

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