Carmen de Carlos - EN EJE

Perdedores en la pandemia

Algunos dirigentes se entusiasman con el éxito a corto plazo de su popularidad

Alberto Fernández durante una conferencia, el pasado viernes Efe

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Todos somos perdedores. En esta crisis nadie se salva, aunque algunos, como China, parezca que sacan ventaja. El gigante asiático saldrá fortalecido pero, por mucho que le pese a Estados Unidos, ya lo estaba antes de que la muerte se hiciera cotidiana. Aun así, Xi Jinping y los suyos tendrán que dar muchas explicaciones y trabajar a conciencia para mejorar su reputación, que de eso también se vive.

Algunos dirigentes se entusiasman con el éxito a corto plazo de su popularidad. Los hay que ensayan frases de impacto, como la última de Alberto Fernández: «Prefiero tener 10 por ciento más de pobres y no 100.000 muertos más en la Argentina». La idea de que economía y respirar son fenómenos excluyentes se repite de forma absurda en el kirchnerismo y en el peronismo mal entendido de, entre otras, Irene Montero, esa ministra que pone en ridículo (más) al Gobierno de Pedro Sánchez (y a sí misma) cuando clama por una «salida antifascista a la crisis del coronavirus». Lo hace en una radio (marginal) argentino/ecuatoriana con Alfredo Serrano Mancilla, un andaluz que se hace el sudamericano y al que Nicolás Maduro bautizó el «Jesucristo de la economía», la de su bolsillo (a costa del chavismo y sus satélites), se entiende.

Sebastián Piñera no es hombre de frases grandilocuentes. Sobrevivía, a duras penas, en un infierno de hordas desestabilizadoras por no ser hombre de izquierdas. El coronavirus le devolvió la paz a las calles y su imagen de gestor competente. Su popularidad subió, en estas semanas, del 9 al 20 por ciento. Piñera ensaya un desconfinamiento gradual o «desescalada» por zonas y barrios estratégicos. Lo hace con miles de test previos y, por ahora, le funciona. Los muertos en Chile son (hasta ayer) 82.

Lo de Jair Bolsonaro (con cerca de 1.500 muertos) es, como lo de Daniel Ortega en Nicaragua, de otro planeta. Son los únicos presidentes latinoamericanos que siguen negando, despreciando o subestimando la pandemia. Sólo ellos y los dictadores de Bielorrusia y Turkmenistán se atreven a tanto.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación