Refugiados en el centro de Atenas
Refugiados en el centro de Atenas - EFE

Bruselas urge a los países de la UE a aceptar sus guardafronteras

La Comisión Europea aprueba una fuerza de 1.500 policías fronterizos para actuar en caso de emergencia

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La Comisión Europea hizo ayer un llamamiento a los países miembros de la UE para que asuman «cuanto antes» su propuesta de crear una fuerza de guardafronteras para evitar la desintegración de la zona Schengen. El ejecutivo comunitario aprobó ayer formalmente la propuesta de poner en marcha este mecanismo que debería tener capacidad para intervenir en la frontera exterior de un país, incluso en contra de la voluntad de su gobierno, en caso de que se esté produciendo un desbordamiento incontrolado de llegadas de personas. Los principales grupos del Parlamento Europeo expresaron abiertamente su apoyo a esta decisión.

La Comisión ha dado este paso consciente de que la opinión pública europea se está viendo sometida a tensiones formidables a causa de la llegada masiva de refugiados.

Según la agencia de gestión de fronteras Frontex, desde enero de este año han entrado en la UE más de 1,2 millones de refugiados, la mayoría sirios y casi todos a través de Grecia. En muchos países -Francia es el caso más relevante y reciente, pero está lejos de ser el único- los partidos políticos euroescépticos que quieren reconstruir las fronteras nacionales están ganando adeptos a toda velocidad.

Por ello, el vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans, insistió ayer en que desde Bruselas «tenemos prisa por actuar» para fortalecer las fronteras exteriores.En el Parlamento, los principales grupos políticos han adelantado que apoyarán la propuesta de crear esa fuerza de guardafronteras de unos 1.500 agentes disponibles para desplegarse urgentemente en caso de que fuera necesario. El Grupo Popular, es el más entusiasta, como explicó el vicepresidente del grupo, el español Esteban González Pons. «Apoyamos la cesión de competencias que esta decisión supone porque estamos convencidos de que si se relajan las fronteras exteriores renacerán las interiores». Para la Comisión no se trata de señalar a ningún país en concreto, aunque es evidente que Grecia ha sido el eslabón más débil en este asunto.

No está claro si todos los países aprobarán esta propuesta que afecta a un asunto vinculado directamente a la definición de soberanía, pero como dijo una fuente de la Comisión «el tratado de Schengen ya es una limitación sobre el control nacional de las fronteras» y la idea de desplegar esta fuerza europea de guardafronteras se ha concebido «como si fuera una bomba atómica, es decir, como último recurso y con la intención de no tener que utilizarla jamás». Se entiende que ni la UE va a despachar a este recurso si no es necesario y que en caso de que las fronteras de un país entren en una situación caótica, su gobierno será el primero en pedir ayuda. Sin embargo, varios países del Este ya han dicho que ven con escepticismo esta idea.

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