Armenia celebra legislativas anticipadas en un clima muy polarizado a causa de la derrota en Nagorno Karabaj

El actual primer ministro en funciones, Nikol Pashinián, se le acusó de aceptar una «capitulación», y éste se vio obligado a convocar los comicios con la intención de dirimir el enfrentamiento en las urnas

El primer ministro armenio deposita su voto en la urna electoral EFE

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Los armenios votan desde esta mañana en unas elecciones legislativas anticipadas a causa de la crisis que estalló tras la derrota en Nagorno Karabaj sufrida ante Azerbaiyán el pasado otoño. El resultado de aquella contienda polarizó fuertemente a la sociedad del país, comenzaron las protestas contra el actual primer ministro en funciones, Nikol Pashinián , al que se acusó de aceptar una «capitulación», y éste se vio obligado a convocar los comicios con la intención de dirimir el enfrentamiento en las urnas. Este objetivo no está claro que se logre y nadie descarta que la crisis, incluso agravándose en forma de revuelta, se prolongue tras las votaciones.

La campaña electoral ha sido realmente sucia, plagada de insultos, acusaciones y amenazas mutuas entre las distintas fuerzas políticas. Claros ejemplos de ello fueron el mitin que dio Pashinián, el jueves en Ereván, y el acto convocado al día siguiente por su principal adversario, el expresidente Robert Kocharián . Sus respectivas formaciones, el Partido del Contrato Civil y el Bloque Armenia, son las que previsiblemente acapararán la mayor parte de los escaños en el Parlamento.

Pashinián, que ejerció antes como periodista, se convirtió en jefe del Gobierno de «transición» el 8 de mayo de 2018 tras encabezar una exitosa revuelta que derribó a Serzh Sargsián. Éste había finalizado su mandato como presidente de Armenia e intentó continuar en el cargo de primer ministro, para el que fue designado realmente aunque tuvo que dimitir por la presión popular. Así que Pashinián convocó legislativas para diciembre de aquel mismo año y las ganó con mayoría absoluta. Ahora las encuestas no le dan más de un 25% de apoyo.

Todo iba bien, el flamante jefe del Ejecutivo acometió reformas económicas y de amplio calado político, además de poner coto a la corrupción, que contribuyeron a aumentar su popularidad. Pese a que la forma con la que llegó al poder no gustó nada en Moscú, se preocupó de trabar relación con el presidente Vladímir Putin. Todo se truncó cuando, el 27 de septiembre del año pasado, el presidente azerbaiyano, Ilham Alíev, inició una ofensiva para recuperar Nagorno Karabaj, territorio perteneciente a Azerbaiyán, pero poblado mayoritariamente por armenios y entonces fuera totalmente del control de Bakú.

Pérdida de territorios

Kocharián, al que las encuestas conceden en torno al 24% de los sufragios, fue líder de Nagorno Karabaj entre 1994 y 1997 y presidente de Armenia entre 1997 y 2008. De ahí que se presente como un candidato a dirigir el Gobierno de porte institucional y con experiencia. Sus puntos débiles son el recuerdo de la corrupción generalizada que amparó y la forma violenta con la que reprimió las protestas tras los comicios de 2008, en los que venció su delfín, Sargsián, que consiguió batir al candidato opositor, Levón Ter-Petrosián. El partido de Sargsián también concurre a las actuales elecciones junto con una veintena de formaciones más, la mayoría de las cuales no obtendrán escaños.

Tras mes y medio de enfrentamientos armados, entre el 27 de septiembre y el 10 de noviembre, Pashinián aceptó un cese de las hostilidades, pero a costa de perder gran parte de los territorios que los armenios controlaban. Fue tachado de «traidor» y le tocó hacer frente durante semanas a las movilizaciones organizadas por la oposición exigiendo su dimisión. Tuvo incluso un choque con la cúpula del Ejército.

En Moscú, pese a los viejos lazos de Putin con Kocharián, los analistas creen que prefieren a Pashinián. El acuerdo de paz firmado con Azerbaiyán, que incluye el despliegue de fuerzas de paz rusas, fue promovido por Putin y la mejor forma de que tal acuerdo no sea sometido a algún tipo de revisión es garantizando que las riendas de Armenia sigan en manos del actual primer ministro.

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