Sede del FBI en Washington D.C.
Sede del FBI en Washington D.C. - AFP

Alarma en el FBI tras acceder hackers rusos al sistema electoral

Ataques en Illinois y Arizona resucitan el fantasma de Putin en la elección presidencial

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La elección presidencial de 2016 está rompiendo todos los moldes clásicos. La irrupción hace unos meses de los piratas informáticos rusos, que disputaron a Hillary Clinton parte del protagonismo de la pasada convención demócrata con el hackeo de los ordenadores del partido, amenaza con ser una constante hasta la elección presidencial de noviembre. Ahora, ataques en diversos estados han encendido la luz de alarma en el FBI, que, al menos en el caso de Arizona, da por hecho que provienen del Gobierno ruso o de agencias de su órbita. Vuelve el fantasma de Vladímir Putin, cuyo supuesto vínculo con Donald Trump habría forjado una alianza para llevar al magnate a la presidencia. Aunque no pasa de ser una proclama electoral de Hillary Clinton.

Además del estado sureño, el FBI ha confirmado que también Illinois ha recibido la indeseable visita de los hackers. En ambos casos, el objetivo ha sido acceder al sistema de registro de votantes y a su base de datos. Aunque los investigadores concluyen que por ahora no han tenido éxito en su empeño, el portavoz de la Agencia, Matt Roberts, ha calificado la amenaza de «creíble y significativa, un ocho en una escala de cero a diez».

La influencia de los hackeos rusos en la elección presidencial aún está por ver, pero el pasado julio ya sentó precedente. La presidenta del Comité Nacional Demócrata, Debbie Wasserman Schultz, tuvo que dimitir horas antes al darse a conocer el contenido de correos electrónicos, sustraídos por los piratas informáticos, que mostraban una falta de neutralidad durante las primarias en favor de Hillary Clinton y en contra de Bernie Sanders. No es menos inquietante la reciente amenaza del responsable de Wikileaks, Julian Assange, de airear más e-mails.

La alerta del FBI sobre los ataques al sistema electoral en los estados, que tienen descentralizada la organización y gestión informática de la elección presidencial, saltó en junio en Arizona. En aquel caso, los responsables electorales lograron cerrar el paso a tiempo a los intrusos, que no consiguieron hacerse con información. En cambio, en Illinois, un mes más tarde, los hackers sí se adueñaron de una lista de 200.000 votantes. Aunque no se produjo ninguna alteración en la base de datos.

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