El accidentado discurso de Theresa May divide a los «tories»

Algunos creen que la tos de la «premier» fue la metáfora de su bloqueo político

La primera ministra británica, Theresa May, durante su accidentado discurso en la convención tory de Mánchester Reuters

IVÁN ALONSO

Estaba destinado a ser el discurso que la relanzara como primera ministra y líder de su partido. Una intervención en la que demostrara fortaleza para acallar los rumores de crisis dentro de los conservadores y de su propio Gobierno, donde pusiera paz y arengara a sus compañeros políticos. Todo se quedó en nada. En vez de eso, el discurso de Theresa May será recordado por lo accidentado que fue y por el poco contenido que tuvo, eclipsado completamente por esa tos que la dejó sin voz en varias ocasiones y por el cómico espontáneo que le robó el protagonismo entregándole un supuesto formulario de despido firmado por Boris Johnson .

En apariencia, la mayoría de críticas dentro del partido han sido buenas, pero solo de cara a los medios de comunicación. Muchos de sus compañeros parlamentarios, ante los micrófonos se sentían orgullosos de ella, como James Cleverly , «por luchar contra todos los elementos que se han puesto en su contra». Muchos de esos «tories», como John Redwood, respaldan el «fuerte mensaje» de la «premier» que anticiparía un futuro espléndido para el país con ella a la cabeza. Pero varios de ellos, según la prensa británica, confesaban en privado sus verdaderas sensaciones. Y se mostraban consternados porque se haya hablado más de lo accidentado de su discurso que de su mensaje. Otros destacaron que «comenzó su caída libre ya desde el inicio».

Un comentario muy extendido por los pasillos de la conferencia «tory» fue que la tos era la metáfora perfecta del fracaso del discurso de una Theresa May que, según su gabinete de prensa, estaba contenta y con más ganas que nunca de continuar con su agenda política. Y, por supuesto, sin ninguna intención de dimitir, como algunas voces llegaron incluso a sugerir tras la conferencia.Débil apoyoPero la crítica más esperada llegaría minutos después del discurso, la del ministro de Exteriores, Boris Johnson, el causante de la brecha que divide al Ejecutivo, el bala perdida del Gobierno británico.

En un tuit destacaba el gran trabajo de May «al poner las ayudas a la vivienda social (la primera ministra anunció ayer otros 2.000 millones más del presupuesto) como eje de la renovación del sueño británico». Pero nada más. Ninguna declaración o palabra de consuelo para la primera ministra por parte de Johnson. Como sí tuvo por ejemplo el gran apoyo de la «premier» el titular de Hacienda, Phillip Hammond , que ya incluso durante el discurso le cedió un caramelo contra la tos para pasar, nunca mejor dicho, ese mal trago. Hammond se ha convertido en el gran sostén de una May que vio cómo la prensa machacaba su puesta en escena.

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