Passos Coelho y Antonio Costa durante el debate televisivo en Lisboa
Passos Coelho y Antonio Costa durante el debate televisivo en Lisboa - reuters

Sócrates sobrevuela el cara a cara entre Passos Coelho y António Costa

El fantasma del ex primer ministro socialista, en prisión domiciliaria por indicios de corrupción, marca el único debate televisivo entre los dos grandes líderes antes de las elecciones del 4 de octubre

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No estaba presente, pero su espíritu sobrevoló el plató del Museo de la Electricidad de Lisboa, donde el primer ministro conservador, Passos Coelho, y el líder socialista António Costa celebraron este miércoles 9 de septiembre su único debate televisivo de esta agitada campaña electoral portuguesa. Era el fantasma de José Sócrates, convertido en arma arrojadiza en medio de la previsible sucesión de reproches en que se convirtió el enfrentamiento verbal.

«¿Por qué no ha visitado usted a Sócrates?», le espetó el actual jefe de Gobierno a su anticarismático oponente. Trató de pasarle la patata caliente y aseguró ante los ojos de todos los portugueses que, si el 4 de octubre gana el PS, se reciclarán las recetas del ex primer ministro, en prisión domiciliaria tras casi 10 meses en la cárcel de Évora a la espera de juicio por corrupción, tráfico de influencias, blanqueo de capitales y fraude fiscal.

La tensión se podía cortar, y tal vez por eso la oratoria política se resintió, transformada en un toma y daca más bien anodino, con escasos picos de brillantez. Según una encuesta telefónica realizada inmediatamente después, Costa venció con 12 puntos de diferencia, del 48% al 36%, aunque su poder de convicción se basa más en las macrocifras que ahogan a los ciudadanos y en los recortes sociales que otra cosa.

La sostenibilidad de la Seguridad Social, el desempleo y la carga fiscal fueron algunos de los temas que ocuparon la hora y media del esperadísimo cara a cara.

Passos Coelho a la defensiva, con traje azul marino y corbata azul claro. Explotando, como siempre, su imagen de serenidad y aplomo en medio de los vientos de zozobra que asolan el sur de Europa. Ni un solo papel en sus manos para abrumar a su contrincante con números.

Todo lo contrario que António Costa, traje negro y significativa corbata roja. Papeles a mano con gráficos supuestamente demoledores sobre el desempleo bajo el mandato de su adversario.

El pasado marcó la velada. El futuro, como si no existiera. Tal vez porque ninguno de los dos tiene clara su estrategia en caso de que no sacar mayoría absoluta (aunque, probablemente, los socialistas pactarían con el Bloco de Esquerda).

Los balones fuera y las huidas adelante se fueron dando el relevo, con el primer ministro insistiendo en la herencia recibida del Gobierno de Sócrates en 2011, que le llevó a pedir el rescate de la «troika», recordó.

«No aceptaremos más tijeretazos en las pensiones», avisó el sucesor de Sócrates al frente del socialismo portugués. Mientras tanto, la policía se empleó con gas pimienta para disolver, en la puerta del Museo de la Electricidad, a los afectados por la quiebra del extinto Banco Espirito Santo, hoy convertido en Novo Banco y cuya venta sigue sin resolverse.

El debate entre Passos Coelho y António Costa vivirá un segundo capítulo el 17 de septiembre, pero en esa ocasión exclusivamente para las ondas radiofónicas.

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