La oposición a Kirchner triunfa en las elecciones a alcalde de Buenos Aires

Mauricio Macri ha pasado página al último capítulo electoral que podía complicarle su carrera a la Casa Rosada. Su candidato Horacio Rodríguez Larreta ha triunfado el pasado domingo en la segunda vuelta de las elecciones en la ciudad de Buenos Aires para elegir al sucesor de Macri en la jefatura de Gobierno de la capital argentina.

El ballotage entre Larreta y Martín Lousteau, un aliado (algo díscolo) en la coalición Cambiemos, con la que se presenta a las presidenciales, le sirve a Macri de pistoletazo de salida en una competición presidencial donde, ahora, su problema mayor es dar con los resortes que le permitan vencer a la brutal maquinaria del Gobierno nacional, que trabaja para que Daniel Sciolli (Frente para la Victoria) suceda a Cristina Fernández de Kirchner tras los comicios de octubre.

El triunfo arrollador de Propuesta Republicana (Pro, el partido de Macri) en la primera vuelta de hace quince días había dejado a Rodríguez Larreta a un paso del 50 por ciento más uno de los votos que necesitaba para evitar la segunda vuelta de ayer. Lousteau pudo haberle facilitado el trámite de ayer a Larreta –dado el margen de diferencia– y renunciar al ballotage. Pero no sólo no lo hizo sino que se ocupó de transmitir su preocupación por las presiones recibidas del Pro para que se «bajara» y apretó el acelerador de las críticas hacia su rival. Ese escenario le quitó un tiempo precioso a Macri, que tuvo que «escoltar» a su delfín durante las dos últimas semanas, en vez de dedicarse en exclusivo a su campaña nacional.

La campaña no estuvo polarizada entre dos posiciones antagónicas, ya que pese a sus diferencias en la manera de entender la ciudad, Rodríguez Larreta y Lousteau no son políticos diametralmente opuestos. Sí lo son sus historias personales. Lousteau fue ministro de Economía de Cristina Kirchner. Dejó el cargo dando un portazo durante la denominada «crisis del campo» y se convirtió en un crítico del Gobierno nacional. En esta campaña, la propia presidenta fue muy duro con él y prefirió ser funcional al partido de Macri, al que ve como el contendiente ideal del kirchnerismo.

Con la victoria en estas elecciones capitalinas, el Pro se consolida en una ciudad que lleva gobernando desde 2007. Los porteños, por tercera vez consecutiva, le dieron luz verde para continuar con la administración otros cuatro años más.