La familia imperial rusa con el zar Nicolás II en el centro
La familia imperial rusa con el zar Nicolás II en el centro - abc

Rusia dará un entierro solemne a los restos de dos hijos del zar

Según ciertos rumores, el presidente ruso, Vladímir Putin, podría estar sopesando la posibilidad de invitar a los descendientes de la familia imperial a trasladarse al país

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El pasado jueves, el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, dispuso la creación de un grupo de trabajo para preparar la inhumación de los restos mortales del zarévich —príncipe heredero—, Alexéi, y de su hermana la gran duquesa María. Sus osamentas, halladas en julio de 2007 en un fosa cerca de la ciudad de Ekaterimburgo aunque distinta a la del resto de los miembros de la familia imperial rusa, permanecen desde entonces en el Archivo Estatal a la espera de recibir sepultura.

La causa de tanta dilación ha sido el rechazo de la Iglesia Ortodoxa Rusa a reconocer como auténticos los restos del último zar ruso, Nicolás II, y de toda su familia, pese a que tal certeza fue establecida hace tiempo y la Fiscalía General rusa volvió a ratificarlo en 2008.

Ahora, tras una última investigación, la Iglesia rusa ha modificado su actitud y dado luz verde para que tenga lugar un solemne entierro, cuyas fechas están aún por determinar.

La prueba que ha disipado las dudas del Patriarcado ruso ha sido un último análisis de ADN a partir de los huesos de María Shéstova, la abuela del Miguel I, el primer zar de la dinastía de los Románov. Fueron exhumados de su tumba en el Convento Nikolski de Cheboksar y cotejados con los de su nieta, Tatiana, y los dos hijos del último zar.

Nicolás II, la zarina Alejandra, el zarévich Alexéi y las grandes duquesas Olga, Tatiana, María y Anastasia fueron fusilados en la noche del 16 al 17 de julio de 1918 por pistoleros bolcheviques en el sótano de la casa Ipátiev, en Ekaterimburgo, sin juicio previo ni defensa. Sus asesinos intentaron hacer desaparecer después los cadáveres quemándolos con ácido y gasolina.

Todos los cuerpos, salvo los de Alexéi y María, fueron encontrados en 1979, pero no fueron exhumados definitivamente hasta 1991. La identificación de los cadáveres se llevó a cabo en Londres y recibieron sepultura en 1998, en el panteón real de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, en San Petersburgo.

Aquella ceremonia quedó muy deslucida debido a que parte de los descendientes de la dinastía Románov y la Iglesia Ortodoxa rusa se negaron a reconocer que los restos encontrados pertenecían efectivamente al zar y a su familia. Casi una década después, también en el camino de Koptiakí fue encontrada otra fosa con los huesos de Alexéi y María.

«Estas osamentas siguen sin sepultura desde 2007 y hay que proceder a inhumarlas», declaró esta semana el director del Archivo Estatal de Rusia, Serguéi Mironenko. Según sus palabras a la agencia ITAR-TASS, la Fiscalía General y el Comité de Investigación «ya dictaminaron claramente que se trata de los restos de miembros de la familia imperial, y podemos también probar su autenticidad sobre la base de documentos históricos conservados en los archivos». Por su parte, el portavoz de la Iglesia Ortodoxa, Vsevolod Chaplin, manifestó que la orden dada por Medvédev «es una decisión muy oportuna» y se mostró favorable a efectuar el sepelio lo antes posible.

Según ciertos rumores, el presidente ruso, Vladímir Putin, podría estar sopesando la posibilidad de invitar a los descendientes de la familia imperial a trasladarse a Rusia, lo que, en principio, implicaría la devolución de algunas de sus propiedades. Junto con el entierro del zarévich y su hermana, se trataría de cerrar una página de la historia del país tan trágica como fue el brutal asesinato del último zar y los suyos, que marcó el final violento de la Monarquía rusa tras la Revolución de 1917.

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