Una mujer descansa sobre los escombros
Una mujer descansa sobre los escombros - EFE

«Estamos muy asustados y hemos pasado la noche fuera de casa por miedo a las réplicas»

Con los comercios cerrados, decenas de miles de personas permanecen al raso tras el segundo terremoto que ha sacudido a Nepal en 17 días

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Tras el potente terremoto del martes en Nepal, el segundo de gran intensidad en poco más de dos semanas, decenas de miles de personas han pasado la noche al raso sin volver a sus casas por miedo a nuevas réplicas. A quienes perdieron sus hogares en el primer seísmo el pasado 25 de abril, que ocupaban las calles y parques de Katmandú cobijados bajo lonas de plástico, se han sumado ahora los que temen regresar a sus domicilios por el riesgo de nuevos desplomes. Lo mismo ocurre en los pueblos, donde se han levantado campamentos para acoger a los damnificados.

«Estamos todos muy asustados y hemos pasado la noche fuera de nuestras casas», explica a ABC por teléfono desde Katmandú Akilesh Tandukar, agente de viajes en un hotel del barrio turístico de Thamel.

Según cuenta, «ha habido más de cien réplicas pequeñas y la mayoría de las tiendas y restaurantes han cerrado». Aunque el temblor, de 7,3 grados, no parece haber dejado daños considerables en esta zona, plagada de locales frecuentados por «mochileros», sí ha derribado edificios en otros barrios de la ciudad.

Los turistas estaban regresando a Thamel durante los últimos días, en los que habían abierto sus bares y locales de ocio, pero este nuevo seísmo puede ahuyentar a los visitantes por un tiempo. Tal y como señala Akilesh Tandukar, «los treinta clientes que tenemos en nuestro hotel, Kathmandu Guest House, pertenecen a equipos de rescate y han tenido que dormir la noche pasada en el aparcamiento, no en sus habitaciones».

Hasta el momento, las autoridades nepalíes han contabilizado 61 fallecidos y unos 2.000 heridos por el nuevo temblor, que alcanzó una intensidad que los sismólogos no se esperaban. «Las réplicas son normales y, con el tiempo, tienden a ser menos frecuentes y a reducir su potencia. Pero esta nos ha pillado por sorpresa», reconocía al portal de noticias nepalí Ekantipur el geólogo Ranjan Kumar Dahal, de la Universidad de Tribhuvan. A tenor de los expertos, es “muy raro” que otro terremoto de una magnitud similar al primero golpee a una zona en tan poco espacio de tiempo.

Con su epicentro entre los distritos de Sindhupalchowk y Dolakha, muy castigados por el primer seísmo, este segundo temblor ha agravado las penosas condiciones de vida de los damnificados y derribado numerosos edificios. Además de sedes del Gobierno y escuelas, entre ellos destacan bancos y hoteles. Bajo sus escombros han quedado atrapados fallecidos y heridos, que los equipos de emergencia tratan de rescatar con los escasos medios de los que disponen.

El terremoto también ha provocado nuevos corrimientos de tierra que han cortado diversas carreteras y otra avalancha en el valle de Langtang, que quedó sepultado bajo un gigantesco alud desatado por el primer temblor y donde se calcula que puede haber unos 300 muertos, incluyendo seis montañeros españoles que aún no han aparecido.

Tampoco ha sido localizado aún un helicóptero de los Marines estadounidenses que estaba repartiendo ayuda humanitaria en el distrito de Dolakha, y que perdió el contacto con el aeropuerto de Katmandú el martes a las tres de la tarde. A bordo iban cinco Marines y dos soldados del Ejército nepalí, que ya están siendo buscados por cientos de militares sobre el terreno y, desde el aire, por otros dos helicópteros y dos aviones Osprey V-22 con rotores especiales para aterrizar y despegar verticalmente.

Una tras otra, las tragedias siguen sin dar tregua a Nepal.

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