Un magnate en guerra contra un puesto de patatas fritas

El que fuera presidente de la multinacional L`Oréal, Lindsay Owen-Jones, reclama a la Justicia de Francia el cierre de un quiosco de papatas fritas frente a su apartamento en la estación de esquí de Val d`Isère porque asegura que no soporta los olores que desprende. El astunto, informa la agencia France Presse, deberá ser examinado el martes de la semana que viene por un tribunal de de Albertville.

El ex magnate de los cosméticos y su esposa tienen varias propiedades cerca del establecimiento «La Cabane», contra cuyo propietaria, Valérie Maertens, van por causar problemas de vecindad. Además de los olores, la acausan de contaminación sonora y visual, según concluyen los abogados consultados por France Presse.

La pareja considera que el establecimiento de patatas fritas, hamburguesas y crepes es un ataque a la «tranquilidad excepcional» que les ofrece el entorno.

El abogado de Maertens se defiende

Owen-Jones y sus vecinos, temerosos de que sus propiedades pierdan valor, piden el cierre de «La Cabane» y una multa de 500 euros por cada día de retraso así como la destrucción de lo que ellos consideran construcciones ilegales que han ido ampliando el establecimiento desde 2011.

El abogado de Maertens contraataca: se trata de un proceso abierto por una sociedad de ricos que viven únicamente oliendo a perfumes y que impiden a esta mujer vivir.