Un ciudadano pasea por una calle de Sarajevo empapelada con carteles electorales
Un ciudadano pasea por una calle de Sarajevo empapelada con carteles electorales - reuters

Bosnia, el odio vuelve a asomarse a un país kafkiano

El endiablado sistema político de los acuerdos de Dayton, que pusieron fin a la guerra, revela sus limitaciones tras unas elecciones en las que los candidatos resucitan la división étnica

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La abstención del cincuenta por ciento en los comicios de Bosnia-Herzegovina del domingo no hace más que reflejar el cansancio y la desconfianza de los bosnios hacia Sarajevo y al kafkiano sistema político basado en cuotas étnicas nacido de los Acuerdos de Dayton (EE.UU.). El tratado –conocido también como Protocolo de París– puso fin a la guerra (1992-1995) fragmentó el poder y creó un Ejecutivo tricéfalo, cuya presidencia rota por un periodo de ocho meses dentro de cuatro años entre los miembros de las etnias bosníaca, sorbobosnia y croata, elegidos directamente. Según los primeros resultados que maneja la Comisión Electoral Central, la Presidencia tripartita del país la habría ganado esta vez el bosníaco Bakir Izetbegovic –que revalida el cargo–, el croata Dragan Covic y la serbobosnia Zeljka Cvijanovic, esta última, la primera mujer que podría ocupar este puesto.

Los tres dirigentes enarbolaron discursos cargados de división étnica y con distintas visiones acerca del futuro de Bosnia-Herzegovina, lo que mantiene a este país balcánico hundido en problemas económicos y sociales que llevaron el pasado febrero a multitudinarias protestas. Ni musulmanes (bosníacos), ni croatas católicos, ni serbios ortodoxos han introducido en sus campañas propuestas de peso para contrarrestar la pobreza y la corrupción que padece el país y los bosnios han respondido absteniéndose de votar en gran medida.

Según la Comisión –que insistió en que estos datos son preliminares e incompletos– una vez escrutado el 76,52 por ciento de las papeletas, Izetbegovic ha logrado el 33 por ciento de los votos, por delante de los otros nueve candidatos al puesto musulmán. Por parte croata, Covic tendría el 52 por ciento de los apoyos y la serbobosnia Cvijanovic el 49 por ciento, aunque con una ventaja mínima.

Izetbegovic ha declarado el domingo que su partido –el conservador bosníaco SDA– también ha triunfado y ha anunciado que buscará apoyos de otros partidos para sacar al país «de la depresión y el estancamiento», y crear riqueza y empleo. La elección del candidato musulmán hace cuatro años levantó la esperanza de desbloquear la parálisis derivada de las tensiones interétnicas e impulsar el ingreso en la Unión Europea (UE). Sin embargo, Izetbegovic no ha sido capaz de acercar posturas entre los líderes de los tres pueblos y los dos entes autónomos que forman el país –la Federación de Bosnia y Herzegovina de mayoría musulmana y croata (Federación Croato-Musulmana), y la República Srpska (República Serbia) de mayoría serbia–.

La candidata Covic, por su parte, defiende la creación de un ente propio para los croatas de Bosnia-Herzegovina y descentralizar así aún más el país. En esta misma línea, Cvijanovic considera que los miembros de la Presidencia deben defender el interés de su propia comunidad por encima del país en su conjunto.

Rompecabezas institucional

Cerca de 3,3 millones de electores fueron convocados a votar no sólo a la terna presidencial, sino también al Parlamento central de un país cuyos pueblos se enfrentaron un sangriento conflicto que dejó cerca de cien mil muertos. Los bosnios también han votado para elegir las asambleas de la Federación Croato-Musulmana y de la República Serbia. Los serbobosnios eligen además a su presidente y los croato-musulmanes renuevan los parlamentos locales de los diez cantones que conforman su región.

Ver los comentarios