Antonio Díaz Rodríguez gana el Premio Nacional de Historia por revelar un mundo desconocido de la curia

El premio, concedido por el Ministerio de Cultura y Deporte, está dotado con 20.000 euros

César Cervera

Antes del 2008 pocos españoles fuera del ámbito económico habían oído hablar de hipotecas subprime, de primas de riesgo y de tropecientos conceptos que con el estallido de la Crisis Financiera se convirtieron en el pan de cada día de informativos y charlas de bar. Los españoles descubrieron de pronto un mundo oculto que, sin saberlo hasta entonces, había influido de forma decisiva en su vida. Salvando las distancias, el mundo que encontró en los archivos el historiador Antonio José Díaz Rodríguez, autor de ‘El mercado curial. Bulas y negocios entre Roma y el mundo ibérico en la Edad Moderna’ , es también «una dimensión igual de desconocida y poco investigada que, en realidad, afectó durante siglos al día a día de las sociedades católicas».

Esta obra, que ha ganado el Premio Nacional de Historia concedido por el Ministerio de Cultura y Deporte y dotado con 20.000 euros, muestra «el espacio de negocio e intermediación que se creó entre la Santa Sede y los distintos territorios católicos a principios de la Edad Moderna. En ese espacio se tramitaron miles de letras apostólicas, bulas, breves, desarrollando un gigantesco mercado y conformando auténticas dinastías eclesiásticas», en palabras de Díaz Rodríguez. Todo ello se tradujo con el paso de los siglos en una mercantilización profesional de las llamadas «Gracias de Roma», mediante las cuales un conjunto de muñidores profesionales canalizaba estas peticiones y favores en beneficio de grandes clanes eclesiásticos.

El cardenal Cisneros, hijo de unos hidalgos pobres, afirmó que «el arzobispado de Santiago se hereda de padres a hijos» , lo cual no era una broma ni una frase hecha, sino una descripción exacta de lo que ocurrió a finales del siglo XV. Con 32 años, el arzobispo Alfonso III de Fonseca sustituyó a su padre, todavía vivo, en este prestigioso cargo eclesiástico que elevaba hasta cuatro las sedes episcopales bajo el control de la poderosa familia. «La figura de los prelados de Estado, que desde el alto clero jugaron un papel político y usaron sus rentas eclesiásticas como una manera de mercadear y ganar poder, no es algo exclusivo de España, sino de todo el mundo católico. Era una necesidad», señala este doctor en Historia por la Universidad de Córdoba.

Basado en una riquísima información recabada en archivos y bibliotecas europeos, el autor pone en el mapa un mundo de eclesiásticos, intermediarios, banqueros, especuladores, pícaros, testaferros, literatos y extorsionadores, abordando de forma original un fenómeno fascinante y poco conocido que tuvo en las monarquías ibéricas una gran trascendencia social, económica y cultural. «El Estado era consciente de la existencia de este mercado curial y sacó ventaja a partir de Felipe II con técnicos y agentes especializados en intervenir y salvaguardar los intereses de la Corona y hasta usar este mercado como arma arrojadiza a nivel político», considera Díaz Rodríguez, que mezcla en su investigación la historia económica del crédito, la historia de la propia Iglesia y sus ecos literarios. «Leyendo textos del Siglo de Oro me di cuenta de que se perdían muchas referencias al desconocer la existencia y envergadura de este mundo. Ya entonces existía una crítica social y literaria a esta mercantilización de la curia», añade.

El jurado del Premio Nacional de Historia ha elegido la obra «por ser una investigación cuidada y rigurosa con un aire poético que arroja luz y nos acerca a una realidad poco estudiada y, en ocasiones, ocultada. Amplía el campo de la ciencia y contextualiza las dinámicas sociales y políticas abordadas, aportando a la historia económica y de las finanzas unos episodios que suscitan el interés de los lectores yendo más allá de lo puramente económico».

Antonio José Díaz Rodríguez es en la actualidad profesor del departamento de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba. Entre 2013 y 2017 desarrolló su labor como investigador en la Universidad de Évora, donde coordinó el Grupo de Investigación ‘Sociedades, Poderes e Identidades’ y al que sigue vinculado como miembro integrante del Consejo Científico. Desde marzo de 2017 es investigador contratado del Programa Juan de la Cierva-Incorporación en la Universidad de Córdoba. Simultáneamente dirige el Seminario Permanente de Divulgación Histórica ‘El Archivo del Tiempo’ y es subdirector del Laboratorio de Estudios Judeoconversos.

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