«Si te pasas la vida culpando a tu pareja por no hacerte feliz, estás perdiendo el tiempo»

Según la autora Merita Osés cuando no somos conscientes de nuestro valor «buscamos a alguien que nos valide»

Según la autora, si le concedes a tu pareja el poder de hacerte feliz estás abdicando de ti y de tu libertad
Laura Peraita

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Merita Osés, autora de «¿De qué va el amor? Desmontando mitos de la pareja» , considera que existe una creencia generalizada de que nuestra media naranja es la «encargada» de hacernos felices, y lo creemos así porque no somos conscientes de nuestro propio valor.

En su opinión, tenemos esta creencia porque no nos han ayudado a descubrir que dentro de nosotros está todo lo necesario para ser felices. Y, por eso, vamos a buscarlo fuera. «En una bellota, está todo lo que necesita el roble para convertirse en árbol —explica—. Nosotros lo mismo, cada persona lleva en su esencia aquello que la hará feliz. Pero la educación no nos ayuda a verlo así. Como no somos conscientes de nuestro valor , buscamos a alguien que nos valide desde fuera».

Pero advierte que «si le concedes a tu pareja el poder de (que es casi lo mismo que imponerle el deber de) hacerte feliz (y, por lo tanto, desgraciado) estás abdicando de ti y de tu libertad, y atentas contra la suya en nombre del amor».

No duda al asegurar que « te corresponde a ti estar bien contigo mismo , ser feliz, y, si no lo estás, no serás feliz con nadie. Y aunque te pases la vida culpando a tus parejas de tu infelicidad, estas no tienen acceso a aquella parte de ti que necesita estar bien para ser feliz: No puedes esperar de ellas que asuman este cometido».

Tarea intrasnferible

Osés considera que la felicidad es tarea personal e intransferible, gracias a la cual se construye la propia identidad. «Si dejas que alguien lo haga por ti, acabas siendo su muñeco, su robot o su parodia. Además, es poco inteligente entregar a alguien el poder de hacerte feliz o desgraciado . Equivale a renunciar a tu autonomía y anudarte una cadena de dependencia que, a la larga, se hará tan pesada para ti como para el otro (tal vez para el otro todavía más)».

No niega que es enojoso quedarse sin coartada; es decir, no poder achacar al otro el origen de tus desgracias. «Pero al reconocer que eres el único responsable de ellas, dejas de perder el tiempo buscando excusas y te vas construyendo en la verdad y no en el engaño».

Además, dejas que el otro se construya a partir de sí mismo y no de tus reproches. «Y todo ello aporta, después de los malos ratos que conlleva afrontar la situación, un enorme bienestar personal y u na relación saneada, sin rencores, que de otro modo se destapan en el momento menos oportuno para afrontar su limpieza, desestabilizando la relación».

Para la autora, actuar correctamente es hacer una introspección sincera mediante la que descubrimos quiénes somos, lo aceptamos y encontramos sentido a nuestra persona. «Nos permite sentirnos valiosos, capaces de tomar las riendas de nuestra vida, asumir la responsabilidad de nuestra felicidad y compartir con mi pareja este camino que ella también está recorriendo», concluye.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación