En coche de un plan a otro: cuando la agenda de tu hijo controla tu tiempo libre

Hoy en día es habitual que los progenitores ejerzan de «monitores de tiempo libre» los fines de semana, dejando poco espacio al aburrimiento

Carlota Fominaya

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Hijos que tienen más planes durante el fin de semana que los padres, y parogenitores que ejercen de conductores para sus niños y los amigos de estos. Parece el sentir de muchas familias, que dedican sus fines de semana a llevar a los menores de un lado a otro, sin apenas espacio para ellos mismos. Hoy en día, apunta Sonia Sauret , psicóloga, neuropsicóloga y coach personal, «existe una clara tendencia hacia el estrés. Los adultos estamos cada vez más estresados. Y con el afán de hacer felices a los hijos, nos convertimos en animadores de lunes a domingo , pero con mayor intensidad incluso los fines de semana».

«A mi he han dicho muchas veces que no venían al psicólogo porque tenían un entrenamiento (uno de tantos) y era prioritario acudir. También conozco a gente que ha dejado de ir a bodas porque tenía un entrenamiento de un hijo o, incluso, ir a la boda y volver al día siguiente temprano para no perderse un partido.... En mi opinión, es un poco exagerado. Está bien tener una ilusión pero no someterles a esa presión...», relata Nuria García, de Ayudarte Estudio de Psicologia.

Actualmente, la conciliación laboral es complicada y la agenda de los niños acaba siendo como la de adultos , a veces por necesidad, pero otras veces porque los propios padres se complican la vida. «Realmente creemos que tenerles ocupados en citas diversas o desarrollando determinadas habilidades que son de su interés será positivo para su futuro. El éxito en la vida no se traduce por la cantidad de actividades que uno hace . Es más, en ocasiones en el “juego libre” y “no pautado” se viven experiencias que no están ni en los libros ni en los valores», sugiere García.

En realidad, selala Sauret, «la felicidad de nuestros hijos no está reñida con el aburrimiento. ¿Por qué no? Los niños deben aburrirse y saber aburrirse adecuadamente. Es la manera de lograr que mantengan la ilusión por las cosas, que sean independientes de los padres, que se recreen en la imaginación y no la pierdan. En cambio, la sobreestimulación de actividades, padres que sirven para todo y que siempre están dispuestos a estimular a sus hijos en cualquier momento, aceptando invitaciones sin filtro, todo ello crea niños sobreprotegidos y altamente dependientes de sus padres y de la estimulación continua».

Estudios de diversas universidades, en especial estudios de la Universidad Texas dirigidos por la profesora Heather Lench, revelaron el lado positivo del aburrimiento, descubriendo que resulta ser la antesala de la creatividad y la motivación. «Permitir que nuestros hijos se aburran y no sepan qué hacer, ayuda a que se espabilen solos, en casa y con lo que tienen a mano. De esta manera desarrollan la curiosidad que les impulsa a crear nuevas actividades y nuevas formas de pensar. Por ello los padres no deberían tener miedo a que sus hijos estén “desocupados”, declinar invitaciones y ayudar a que no sean tan demandantes ».

La agenda de tu hijo

No se trata tampoco, añade esta psicóloga, «de ser extremistas, sino encontrar un equilibrio, y sobre todo, de lograr que la agenda de tu hijo no sea la que controle vuestro tiempo libre . Un tiempo libre que por otro lado es escaso en estos días. Ellos también necesitan tener recuerdos compartiendo tiempo con su familia , tener tiempo para frustrarse y tener tiempo para divertirse sólo por el mero hecho de divertirse y no con una finalidad concreta. Hay mucho espacio para que tu hijo explore diferentes deportes, actividades artísticas o incluso que aprenda un idioma; pero no tiene que ser todo a la vez ni en el mismo año».

Por otro lado, sugiere la experta de Ayudarte Estudio de Psicología, «hay veces es importante enseñar a tu hijo a escoger . Por ejemplo, si quiere acudir a todos los cumpleaños de ese fin de semana, o hacer dos deportes como ir a natación y jugar al futbol. En este último caso, puede hacer ambos si juega al futbol en un equipo que no tenga mucha exigencia. Es importante plantear alternativas y que ellos escojan cual les importa más en ese momento».

El límite para decir “no” sería en el momento en que los distintos planes y eventos, o las actividades extraescolares han dejado de ser disfrutadas y son más una obligación para todos. A veces se hacen por rutina, por no defraudar al resto o porque pensamos que en lo que respecta a la parte educativa, marcará la diferencia en su curriculum. Pero al final tienes que preguntarte ¿pasas el tiempo suficiente en familia? ¿tu hijo y tú sois felices?», se cuestiona Nuria García.

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