Educación emocional: Aprender a sentirse bien para formarse más y mejor

A partir del próximo curso escolar todos los colegios españoles deberán contar con un coordinador de bienestar y protección

Charo Barroso

Empatía, resiliencia, responsabilidad, motivación, autoestima, frustración... Aprender a regular las emociones desde la infancia es clave. La educación emocional y en valores ha ido ganando enteros en las últimas reformas educativas hasta el punto de que para el próximo curso escolar todos los colegios españoles deberán contar con un coordinador de bienestar y protección. Pero si ya se mostraba interés por esta cuestión, la pandemia ha supuesto un cambio sin precedentes -300 suicidios en 2020 de jóvenes entre 14 y 29 años- y han emergido con fuerza necesidades educativas que ya se venían poniendo de relieve con anterioridad.

«Los estudiantes de Bachillerato y FP fueron los que más ansiedad y dificultades emocionales vivieron durante el confinamiento», señala Álvaro Marchesi, catedrático emérito de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y exsecretario de Estado de Educación, quien deja claro que «los alumnos que se sienten bien aprenden mejor». Por ello, es necesario que el desarrollo socioemocional de los alumnos forme parte del proyecto del centro educativo , que se diseñen actividades grupales para que puedan sentirse bien con ellos mismos y con los demás donde puedan desarrollar capacidades emocionales y fomenten la autoestima y la solidaridad. El profesorado tiene que estar atento para detectar cambios de comportamiento y, a la par trabajar la educación emocional también en su materia facilitando la autoestima académica, emocional y personal».

Diseñar situaciones de aprendizaje orientadas a la adquisición de competencias, el bienestar socioemocional del alumno para que se comprometa con su aprendizaje, la evaluación de la adquisición de esas competencias y, conseguir una educación personalizada e inclusiva en la que ningún niño ni niña se quede atrás son, para este experto, los principales retos educativos del nuevo currículo que trabaja en el proyecto «Nuevo currículo, nuevos desafíos educativos» de Fundación SM.

Tutorías y especialistas

Pero para Marchesi si hay un momento clave para trabajar la educación emocional ese es el tiempo de tutoría. «Es necesario que haya tiempo en el aula para conversar con los estudiantes sobre cómo se encuentran, cómo emplean sus emociones y cómo es la convivencia» y, aunque celebra el avance que supone la incorporación de una nueva figura de coordinador de bienestar infantil , recuerda que es necesaria también una mayor presencia de orientadores y psicopedagogos en los centros, sobre todo en aquellos donde se producen situaciones más complicadas. «Problemas como el suicidio obliga a las administraciones y a los docentes a estar muy atentos. Es momento de decidir entre todos», sentencia.

Un entorno negativo dificulta el desarrollo de la inteligencia emocional. El primer Estudio Nacional sobre la Educación Emocional en los Colegios de España, llevado a cabo por Instituto de Inteligencia Emocional y Neurociencia Aplicada (Idiena), señala que la pandemia ha acrecentado el cambio radical que se viene viviendo en el entorno familiar. A su vez, según diversos estudios, una peor educación emocional en el hogar puede repercutir en el colegio : mayores índices de acoso escolar, fracaso escolar y trastornos depresivos y conductuales.

«Podemos hablar de un mayor número de familias desestructuradas, menor tiempo y calidad de interacción con padres y hermanos o familiares, una hiperconectividad con las redes sociales y el uso de las tecnologías desde edades tempranas que reducen el tiempo y la calidad de la relación que está conllevando más inestabilidad y complejidad para los hijos, dificultando un desarrollo emocional equilibrado. Los centros educativos pueden y deben ayudar a compensar el deterioro de la educación emocional del entorno familiar y social y, además prepararlos para un futuro cambiante y volátil», explica Rocío Belzunce, CEO de Idiena y máster en Educación e Inteligencia Emocional, para quien la educación emocional debe ser «una visión estratégica, transversal, planificada y a largo plazo».

No obstante, a pesar de su importancia, los colegios españoles están a años luz de esta visión estratégica: se estima que solo un 5% de centros implantan en alguna medida la educación emocional y el 60% de los directores afirma que es bastante difícil poder hacerlo. Además, solo en una de las 17 Comunidades autónomas de España, Canarias, es una asignatura obligatoria en el ciclo de Primaria.

El estudio también señala que el 90% de los docentes consideran bastante difícil que los estudiantes adquieran competencias emocionales, si ellos no están formados. «No hablamos de formación, sino de entrenamiento donde el primer beneficiado es el docente. Los colegios deben tener profesores de calidad, comprometidos y formados», señala Rocío Belzunce.

Suspenso en empatía

Según los educadores, los alumnos suspenden en empatía, una competencia emocional que es la base y soporte de otras como la comunicación, la escucha activa y el trabajo en equipo. Sin embargo, cuando se les pregunta por las competencias emocionales más importantes para los alumnos, el 36% dice que es la autoestima, el 32% se decanta por el autocontrol y otro 32% por la comunicación. Si se les pregunta por las suyas propias, para los docentes, el primer lugar lo ocupa la comunicación (88%), seguida de la autoestima (73%) y el optimismo (71%); a las que siguen trabajo en equipo (69%), flexibilidad (67%), autocontrol (66%) y resiliencia (64%).

A pesar de las dificultades, los directores de los centros escolares apuntan que esta formación sería muy beneficiosa para los alumnos. Consideran que la inteligencia emocional puede reducir mucho el acoso escolar, mejoraría la motivación y el gusto de los alumnos por aprender, el rendimiento escolar y los prepararía para el mundo laboral; además, el 68% cree que mejorarían como personas, un 66% manifiesta que fomentaría la relación entre los alumnos.

Más formación y práctica

Rafa Guerrero, director de Darwin Psicólogos y profesor de la Facultad de Educación de la UCM, «los docentes están haciendo esfuerzos y piden formación en inteligencia emocional, pero lo cierto es que nadie les enseña. La universidad no les ofrece ese conocimiento, no hay asignaturas , y lo poco que hay es de carácter teórico. La empatía y el etiquetado de emociones no se aprende teóricamente», y deja claro que «no es algo que deba suscribirse a un horario, a un currículo que diga cuando toca o no. Los conflictos requieren de una intervención en el aquí y en el ahora, y no pueden esperar al día en que se imparta una asignatura. Hay que actuar y lo que ha de esperar es la clase de lengua o de matemáticas».

Pero Guerrero también recuerda que es un trabajo de todos, «hay que formar a padres, maestros, profesionales, sociedad... para ser emocionalmente inteligentes y, después, intervenir con las nuevas generaciones. «Si tuviéramos más entrenamiento en gestión y conciencia emocional habría menos problemas de aprendizaje, fracaso escolar, acoso, violencia de género, agresividad... La gestión de las emociones es una urgencia y no una moda».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación