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Mirar el WhatsApp a los 20 minutos de estar en el cine y otros síntomas de que estás enganchado

Cinco pasos para liberarte de tu adicción a la tecnología y a las redes sociales

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Contemplar un cuadro, elegir un restaurante, expresar cariño a alguien. ¿Que tienen en común estas actividades aparentemente tan distintas entre ellas? Ninguno de estos gestos cotidianos en el día de hoy los llevaríamos al cabo sin el auxilio de alguna prótesis tecnológica. Quien nos habla es Verónica Rodríguez Orellana, directora de Coaching Club, experta en coaching sistémico y terapia Gestalt. «Hay parejas acostumbradas a intensas conversaciones por WhatAppque a la hora de cenar juntasno intercambiarían una palabra desde la entrada al postre. Lo mismo vale en un museo donde los ojos por sí solos ya no son suficientes para admirar a una Venus sin unos auriculares que marquen el tiempo de nuestra contemplación», relata.

«¿Y que podríamos decir del self-branding o nuestra marca personal?», se pregunta Rodríguez Orellana.

«Nuestra identidad digital que nos posiciona en un círculo social puramente virtual y que nosotros vamos alimentando mediante fotos y declaraciones que un tiempo hubiéramos guardado en el cajón de la mesilla de noche como un diario y que ahora convertimos en materia de discusión pública con el intento de generar seguidores y fans que probablemente nunca conoceremos».

¿Hemos tenido en algún momento la sensación de sufrir una verdadera adicción a los aparatos tecnológicos? Si aún dudas de la esclavitud que te proporciona tu smartphone la directora de Coaching Club te explica algunos síntomas inequivocables :

—Estas en el cine y a los veinte minutos de estar sentado en la butaca no resistes a la tentación de sacar el móvil del bolsillo para controlar el buzón de correo.

—Durante una cena con un grupo de amigos te aíslas de vez en cuando para conversar en un chat con otra persona descuidando a tus comensales.

—Estas en la playa y te alejas de la tumbona buscando conexión entre las rocas del mar arriesgándote la vida.

—En el hotel donde acabas de llegar para pasar un fin de semana te pones histérico al enterarte que no hay wifi

—En el supermercado te olvidas mitad de la compra porque has estado al teléfono conversando con alguien.

—Tu plato se enfría porque has pasado más de 15 minutos tomando fotos a lo que has pedido de la carta para subirlo a las redes sociales

Si te reconoces en algunas de estas actitudes, prosigue Rodríguez Orellana, «es porque sufres un verdadero enganche al mundo virtual. La tecnología que vino a liberarte, sin querer, termina aprisionándote».

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